miércoles, 24 de diciembre de 2008

SORDOS por María José Navarro


El Alcalde de Madrid y el Presidente del Atlético de Madrid han firmado el certificado de defunción del Estadio Vicente Calderón, al que la Uefa considera de cinco estrellas, esto es, la repera.

Que Cerezo no haya pensado en los que nos resistimos a las bondades del traslado no me extraña: ya estamos acostumbrados a que esgrima que el club es suyo para hacer lo que le parece sin contar con nadie, incluso a que nos llame despectivamente «nostálgicos» como si nos estuviéramos aferrando a una cajita de conchas con olor a chocolate rancio; si lo suyo es modernidad, seremos muchos los que nos instalemos inmediatamente en la nostalgia.

Mucho más chocante me parece que el Alcalde haya despreciado no sólo a los atléticos sino a los ciudadanos, ya algo acostumbrados a que nos meta en obras faraónicas sabiendo de antemano que no se acabarán bajo su mandato y conociendo, además, su gusto por considerar a los vecinos como incapaces para entender sus razonamientos. Gallardón ha llevado el acuerdo con un oscurantismo sospechoso y ni siquiera ha tenido a bien explicar los pormenores de una operación que incluye un parque para lavar conciencias y, de paso, un porrón de pisos de precio libre para estar en lo que estamos, amigos.

Gallardón va a ceder suelo público a unos señores particulares, o sea, a una empresa privada, eso para empezar. Para seguir, lo hace con Gil Marín, condenado por estafa por simulación de contrato. Lo hace sin haber preguntado qué piensan los que semanalmente pagan por sentarse en el Calderón y abocando al club a que se entrampe para los restos, aumentando su deuda.

El Atlético tendrá que pagar casi 200 millones de euros para ampliar La Peineta, pero si Madrid consigue los Juegos se verá obligado a jugar durante meses en un miniestadio en su nueva ciudad deportiva, hoy inexistente. Pagará también la pista de atletismo y su retirada, y el estadio no pasará a propiedad del club hasta 2017. Y luego podrá usarlo en cesión administrativa, es decir, usarlo pero no venderlo. Gallardón nos dice que salimos beneficiados porque estaremos en una ciudad cosmopolita y feliz, aunque impersonal, con el Atleti de embajador. Y no nos dice nada más.

A Cerezo no hay forma de votarle, casi ni de oponérsele. Al Alcalde, sí. Ojo.
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Artículo publicado en el Diario La Razón

domingo, 21 de diciembre de 2008

Celebraciones



Ver al Atleti celebrar sus goles es tan bonito como ver al Atleti marcarlos. De cómo los marca les hablan todos los días los periodistas en sus páginas. Tanto que una comienza a aborrecer las palabras pólvora, puntería, inspiración o pegada como justificación de todos las cosas buenas que le pasan al equipo. Esos goles confirman la calidad de cuatro jugadores que hoy saltan juntos al césped en nuestro Atleti. Una de las mejores delanteras de Europa.

Las celebraciones hablan de unas cosas y desmienten otras. Si Forlán (aunque una prefiera que se levante la camiseta, aunque sea un poquito) se quita el abrigo y lo lanza al aire cuando el Kun marca no debe de estar muy preocupado por esa insana competencia que algunos les han querido adjudicar. Si Maniche parece el más contento del equipo con los goles de sus compañeros no tiene mucho sentido seguir hablando de un jugador indolente que se borra y que sólo busca su lucimiento personal con alguna que otra filigrana hacia la cámara. Si Maxi busca a Banega, si el Kun busca a Maxi, si Sinama busca a l Kun, si todos se persiguen, si todos se abrazan, algo estará haciendo bien el entrenador que para algunos no prepara los partidos y para otros es tremendamente conservador.
El regreso de Maxi, la solvencia de Asunçao (el nuevo Costinha dije yo cuando le ví en su primer partido. Menuda visionaria), el aporte de Sinama, lo acertado de los cambios. Me gustó casi todo en este Atleti que no hace dos partidos iguales para desespero de los estrategas.

Puede servir esa unión para explicar el porqué el sábado se ganó al Espanyol dejando al Atleti en zona Champions para lo que queda de año. Un “todosauna” que hace que se lancen al ataque cuando el Espanyol empata aunque evidencie, una vez más, que cuando van por delante ceden el control al contrario sin volcarse en la sentencia. Unidad y compromiso que van de la mano con las estadísticas. Fríos números que hablan de que no habíamos marcado tantos goles a estas alturas de la temporada desde hace 50 años (dejen, dejen la pólvora), que llevamos 15 partidos sin perder (con 7 empates, no saquen la bufanda por la ventana) y que casi hace 10 años que no acabábamos la temporada con una victoria (este dato no aporta nada, pero ya que alguien se ha molestado en comprobarlo tendremos que hacerle la cobertura).

Así que se hartarán estos días de escuchar y leer titulares sobre “navidades rojiblancas”, no esperen mayor originalidad, que aunque ahora a los “puretas” les ha dado por recriminarnos que nos alegremos tanto por enseñar dorsal al Madrid, aunque sea por un puntito, es más que suficiente para que a nosotros, los simples, nos alegre estas fiestas tanto como esa posición de Champions y los duelos venideros contra Barça y Oporto en las otras dos competiciones. En todas estamos vivos. ¿Quién lo iba a decir?

lunes, 15 de diciembre de 2008

¿Y si soy yo la equivocada?


Pronto descubrí lo que era ir a contracorriente. Con ocho años ya me interesaba más un balón de fútbol que una muñeca, a los dieciséis mis amigas se iban a Aire y yo a Rockola, suspiraban por unos Martinelli y yo por unos jamshoes, escuchaban a los Hombres G y yo a los Ramones de Algete. En fin, supongo que todos los del Atleti nos hemos sentido así en alguna ocasión. Los bichos raros, cuando imperaba la “bajona” y los especiales, cuando remontaba la autoestima.

Cuando sientes que vas a contracorriente no hay nada mejor que refugiarte con los tuyos en ese emplazamiento estratégico en el que sientes que has encontrado tu lugar en el mundo. Ese sitio ha sido durante los últimos cinco lustros el Vicente Calderón. Ya no.

Ayer una esperaba que el Calderón dijese su última palabra respecto al impuesto traslado del estadio, que la gente que tantas veces había sufrido, saltado, cantado, gritado, aplaudido, hecho la ola al mismo ritmo que una, que acompasaron el latir de su corazón al mío… volvería a hacerme sentir orgullosa, propietaria legítima de un sentimiento de pertenencia. Como siempre, una de los nuestros.

Pero no. Ya no. Ayer yo creía que la gente gritaría indignada por el derribo del Calderón, que consideraría una afrenta el traslado, que cuestionaría los números, que reclamaría que se la escuchase, que pediría explicaciones airadamente, que desplegaría pancartas. ¿Cómo puede importarme a mí tanto y a los demás tan poco?

Posiblemente soy ya la equivocada, la que vuelvo a errar de bando, la incomprendida. No es posible que 50.000 personas, de los míos, piensen una cosa y sólo 200 otra. ¿Cómo es posible que mi idolatrado Gárate asista con complacencia a la firma del convenio de la vergüenza?, ¿puede alguien explicármelo?

¿Puede alguien explicarme cómo la mejor afición del mundo, la hinchada que en las buenas o en las malas jamás dejará a su equipo, puede consentir este despropósito?

Me siento tan distanciada de la gente que ayer gastaba silbidos en Luis García, que insultaba al Sevilla y al Marsella, que sonreía por la “racanería” de sacarle un punto al eterno rival que hoy no voy a hablar de la victoria que lo hace posible.

Hacer bromas sobre Nelson o la portada del Forza Atleti, decir que la camiseta del Betis no es del Betis, reseñar la recuperación de Maxi, la confianza en Asunçao o la solidez de Ujfalusi, reiterar cosas de pólvora y de pegada y especular con próximos resultados hoy no sirve para nada. Esa falta de comunión hace que hoy me sienta más ajena a un sentimiento que nunca me tuvo a contracorriente.

viernes, 12 de diciembre de 2008

Pero qué pena

Hace ya casi año y medio escribí un texto sobre el Vicente Calderón que significó el comienzo de este blog. Después han venido muchas entradas, muchos comentarios, muchas tardes de charla sobre el Atleti, muchas palabras escritas y muchas más derramadas en los bares.

Ha sido un tiempo de reencuentros... Tommi, Adalberto, Paquito, Iván. De conocer a mucha gente nueva, a Nacho y los suyos del Matani, los ipunkrockeros, los amigos de Señales. Un año y medio repleto de fútbol y amistad contados en el blog. Hoy que escribo la entrada número 100 es un día triste.
Triste porque se firma la sentencia de muerte del Vicente Calderón y me es muy difícil pensar en otro lugar en el que haya pasado tan buenos ratos, durante tanto tiempo. Son ya más de 25 los años que llevo acudiendo cada 15 días a ese barrio tan lejos del mío, tan distinto... y me es tan difícil imaginarme en otro sitio, que me siento completamente desconcertada como aquel al que desahucian de la casa de toda su vida.


Hoy vuelvo a pegarles aquella entrada que fue el principio de toda esta aventura escrita. Y que hoy, con la sentencia de muerte del Calderón, cobra un nuevo significado para mí.

MI VICENTE CALDERÓN

Tenía doce años recién cumplidos y el carnet de socia había sido mi regalo de cumpleaños. Era un sábado de octubre y jugábamos contra el Barsa. Por el atleti, Pereira, Marcelino, Juanjo, Arteche, Quique Ramos, Marina, Manolo Agujetas, Pedraza, Hugo Sánchez y Rubio. Con el Barcelona venían Shuster, Marcos, Julio Alberto, Victor, Moratalla, Alesanco.

No recuerdo muchas cosas del partido, más allá del resultado. Un empate a uno con un gol de Hugo Sánchez de penalti y un gol postrero de Marcos, pero tengo grabadas muchas sensaciones de aquella noche: el color tan intenso del césped bajo los focos y cómo resaltaban las rayas rojiblancas, recuerdo a mi padre fumando un habanos tras otro y contándome cientos de historias, recuerdo a toda esa gente que ese día conocimos y que llegaron a ser como de nuestra familia: al frutero, a Tomás y a su madre, la viuda, y sus hermanos -uno del Betis, otro del Bilbao, siempre discutiendo - a los chavales de Aluche, al cura que maldecía a los árbitros, al doctor que llegaba de Guadalajara y repartía recetas para todo el que las necesitase... con ellos fuimos a Lyon y a Zaragoza y a conocer el nuevo campo del Valladolid y a Sevilla cuando el campo del Betis era el Benito Villamarín y a Valencia, al Luis Casanova....

Luego las cosas debieron de ir mejor en casa porque nos cambiamos enfrente, a cubierto, como decía mi padre con orgullo, pero nunca olvidaré aquel trocito de grada. Todavía me llaman "la niña" cuando nos encontramos por el estadio y aunque han pasado 25 años nos seguimos riendo de cuando Matías gritaba que a sus 57 años, si él marcaba a Maradona no se le movía o cuando su bota dio la vuelta al Metropolitano y volvió a sus manos con vino. Todas esas personas me enseñaron lo que es el amor por el ATLETI, más allá de los partidos, las derrotas, las alineaciones, las directivas...
Hace ya dos años llevé a mi hija mayor por primera vez al Vicente Calderón, mi estadio. El Atleti jugaba contra el Betis, en el día de las Peñas, y de nuevo, ese día, el resultado fue lo menos memorable. Pero yo, como en su día hizo mi padre conmigo, le conté mis vivencias, todas las vividas en esa grada, en ese campo. Le narré cómo Kempes nos metió un gol desde el corner, cómo Futre hizo cinco regates imposibles para acabar marcando, le conté que yo vi el gol de Vieri desde la misma línea de fondo, desde dónde la enchufó Alemao aquel domingo, y porqué están esas flores en el corner...
Y así hubiera podido estar durante partidos y partidos. Porque desde la grada del Vicente Calderón aplaudí siempre a Pedraza (Mi Torres), vi cómo se las gastaba Arteche, me sorprendí cada vez que Tomás sacaba de banda y su saque era como un corner, conté los minutos para que Abel cumpliese su récord y lloré como Toni cuando bajamos a segunda. Porque un día les contaré que yo estuve el domingo que Torres debutó en primera o en aquel partido en el que Kiko hizo el arquero.
Pero ahora ya sabemos que todos esos recuerdos y los de tantos miles de atléticos se reducirán a escombros por el capricho de unos dirigentes y la complacencia de unos políticos, que tendremos que ponernos “el mundo por Peineta”, y que los indios ya no acamparán en la orilla del río...Pero allí, en nuestro Vicente Calderón, se quedarán nuestros sueños.
Allí se construirá un parque en el que cuando el aire meza los árboles se escucharán de nuevo los “uisssssssss” y cuando el viento sacuda fuerte, como en el corner del fondo Norte, hace 25 años, a alguien le parezca que están cantando GOL

lunes, 8 de diciembre de 2008

El espejo

El Atleti se enfrentó el sábado a otro Atleti. Disputó un partido contra una versión de si mismo, llamada Sporting de Gijón.

Salió el Atleti y se miró al espejo. Un espejo con reflejos de equipo rojiblanco como el Atleti, sólo que los nuestros lucían de azul, de azul marino.

El Sporting se aprendió el guión de otros tantos Atletis que hemos visto actuar esta temporada y la anterior. Jugó bien y en ocasiones bastante bien. Salió con ganas y el arreón inicial se vio recompensado con un gol tempranero. Luego tuvo terribles fallos en defensa que el rival aprovechó y ya no supo sobreponerse. ¿Les suena?

Pues bien, este Sporting que ayer hizo de Atleti guardará su imitación en la carpeta de recuerdos que no se han vivido, porque ese guión interpretado es el que tantas veces ha puesto en escena el Atlético de Madrid.

¿Y el Atleti? El Atleti también jugó bien y en ocasiones bastante bien. Salió con ganas y no se arredró ante el gol tempranero marcado por Bilic. El Atleti, tiene una delantera terrible, de las mejores de Europa y esa fue la principal diferencia entre un equipo y otro. Marcó Agüero dos veces, la primera de chilena, la segunda antes del descanso. Forlán quiso hacer lo propio y anotó dos goles y entre medias de los dos tantos del uruguayo, Maxi también puso firma al cuarto tanto de la noche.

A estas alturas ya sabrán, si es que no lo vieron en la tele, que Asunçao jugó un partido muy serio, que Maniche no hizo nada y que nuestros chicos en defensa estuvieron como acostumbran. Irregulares. Mal.

Mañana juega el Atleti en Marsella y el espejo sobre ese césped reflejará un ambiente hostil como pocos. Jugará el Atleti con menos apoyos que cuando lo hizo a puerta cerrada frente al PSV. Se juega la primera plaza del grupo y dejar fuera de la UEFA a este equipo, algo que a ésta que les escribe, tarde y a destiempo le haría particularmente feliz.

Y luego llegará el Betis y el Barcelona en copa y no sabremos cuál será la imagen de nuestro equipo. La de la gran pegada de Gijón, la de los 20 minutos de pájara frente al Racing, la orgullosa de Anfield o la indolente de Soria. El juego de los espejos, ya saben.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Yo también soy un "pesao"

El pasado lunes 24 de noviembre el presidente del Club Atlético de Madrid, D. Enrique Cerezo acudía al programa de televisión “La noche de María José Navarro” que emite semanalmente la cadena Popular TV.

Al final de la entrevista en la que se repasaron algunos aspectos relativos a la actualidad del club, la presentadora del programa, Dª. María José Navarro, preguntó al presidente del Atlético de Madrid el motivo por el que no se había dejado renovar el abono a D. José Luis Sánchez Ayuso, presidente de la asociación Señales de Humo.

D. Enrique Cerezo manifestó que “No creo que sea la persona más idónea para que se le renueve el abono, primeramente porque es un pesado, un pesado”. Cerezo utilizó argumentos completamente falsos tales como “Y luego porque en vez de ayudar, cuando tiene que ayudar como buen atlético que es, como una persona que se considera, no sé... vienen los ultras del Marsella y se hace amigo de todos los ultras”, para finalizar descalificando a nuestro presidente con estas palabras “Ahora, te digo una cosa, pobre de la mujer qué este le eche el ojo”.

Este hecho vuelve a poner de manifiesto el talante de la Directiva del Club Atlético de Madrid que ante las críticas a su gestión resuelve denegar el derecho de un abonado a acudir al estadio Vicente Calderón como si fuese un delincuente o persona violenta que pone en peligro la integridad del resto de aficionados.

¿Será ésta la práctica habitual de la directiva contra todas aquellas personas que cuestionamos libremente su gestión?, ¿quién será el próximo que no podrá renovar su abono por mostrar su disconformidad con esta directiva?, ¿somos “pesados” y por tanto merecedores de que nos despojen de nuestra condición de abonados por hacer uso de nuestro derecho a la libertad de expresión?

Desde la Asociación Señales de Humo queremos responderle al presidente del Atlético de Madrid que somos una Asociación sin ánimo de lucro, formada por aficionados del Atlético de Madrid que sólo buscan el bien de nuestro equipo y la defensa de su espíritu y patrimonio de acuerdo a sus más de 100 años de orgullosa historia.

Lo que consideramos una medida de fuerza y coacción, una medida unilateral e irracional, impropia del país democrático en el que vivimos no va a conseguir nuestro silencio. Seguiremos siendo unos “pesados”, Sr. Cerezo, y no dejaremos de denunciar todo aquello que consideremos que no beneficia a nuestro equipo. Nuestro única motivación es la defensa del Atlético de Madrid, al margen de negocios urbanísticos e intereses mercantiles y ninguna medida dictatorial podrá minar nuestras ganas de trabajar por ese ideal.

Al resto de la afición le pedimos que tome conciencia de la terrible injusticia que se ha cometido contra nuestro presidente, José Luis Sánchez Ayuso, y que valore las justificaciones de D. Enrique Cerezo. “Hoy somos nosotros, mañana puedes ser tú”.

lunes, 24 de noviembre de 2008

El mister y la señora

Llevaba ocho años entrenando pero nunca la llamaron “mister”. Creó de la nada el Atlético de Madrid Féminas y lo aupó hace tres años a la máxima competición femenina. Se volcó también en la cantera, en enseñar a decenas de niñas que no se tragaron eso de “el fútbol es cosa de hombres” y en formar para ellas equipos en todas las divisiones, para todas las edades. Nueve equipos.

Ahora, María Vargas deja el primer equipo rojiblanco. Lo hace tras un largo periodo de reflexión, consciente de que el equipo necesita un cambio tras los últimos resultados deportivos. Ha debido de ser una decisión complicada. Apartarse de lo creado para dejarlo crecer es una decisión de gran valentía. Renunciar a aquello que lleva tu sello y entregarlo a otras manos sólo puede explicarse en el coraje y en el amor a unos colores. Los del Club Atlético de Madrid.

En otra división, en otro plano, en otro universo distinto, los chicos del Atlético de Madrid. Sí, también los del primer equipo, los de los millones de euros, volvieron a hacer que me sintiese estafada. No por la pérdida de los doce euros pagados, no por privarme de ver la victoria de Verdasco que valía una Davis, no por los tres penaltis injustos que nos han pitado o por los tres que han llegado en el minuto 94.

La sensación de timo llega al ver cómo nuestros once jugadores volvieron a ser incapaces de ganar a un equipo de la zona de descenso, un equipo sin ningún extranjero en sus filas, sin ninguna estrella pero que acorraló en su campo a otro once que anunciaba al principio de temporada que aspiraba a conquistar títulos en las tres competiciones.

Es un empate que pudo ser una victoria pero que sabe a derrota. En el último minuto sí, de penalti injusto sí, pero un resultado justo que no maquilla los grandes problemas que tiene este equipo. La falta de ambición de un equipo que creyó que el gol de Forlán sería suficiente.

No he entrado nunca en el debate de si Aguirre es el culpable de la imagen que dan sus chicos sobre el césped, no he valorado su sistema, ni he cuestionado su permanencia. ¿Saben por qué? Porque sinceramente, no lo sé. No me veo capacitada para poner en entredicho si es conveniente que se abarrote el centro del campo en Anfield y no en el Reyno de Navarra. No me gusta el ventajismo de criticar que sacrifique un delantero cuando la cosa sale mal y tampoco entiendo lo suficiente como para saber si los jugadores están bien preparados físicamente, juegan al “futvoley” en los entrenamientos o planean jugadas ensayadas en la pizarra.

Lo que sí sospecho es que este Atleti también necesita un cambio de rumbo y ese cambio tiene que llegar ya, si no queremos tirar por tierra todas las aspiraciones que teníamos hace apenas dos meses. Este Atleti tiene que dejar de dar bandazos y mostrar un carácter y una ambición fieles a los más de cien años que tiene a sus espaldas. Este Atleti, que un día lleva el pantalón rojo y otro amarillo, que un día la camiseta marina y otro la azulona, cada vez se parece menos a aquel de rayas rojiblancas que se ganó nuestra incondicionalidad.

Este Atleti necesita un cambio, un revulsivo. Lo necesita ya.

Por cierto, María Vargas dirigió ayer su último partido en el Cerro del Espino. Nuestra entrenadora no pudo despedirse con una victoria y las chicas del Athletic Club se llevaron los tres puntos a Bilbao. Gracias por todo María. Nunca pudieron llamarte “mister” pero has demostrado lo que es ser una auténtica señora.

lunes, 17 de noviembre de 2008

La vida en domingo (a las cinco de la tarde)


El Atleti siempre debería jugar los domingos. Los domingos a las cinco de la tarde, por supuesto.
Los domingos soleados de noviembre saben a futbol del de antes, del de toda la vida. A fútbol con previas de cañas, calamares y tortilla, a “póngame usted un café y un pacharán que me fumo el último cigarrito”. Los domingos de noviembre huelen a puro y a bufandas de punto. Los domingos soleados son familias que bajan por Pontones, son peñas de Guadalajara, son amigos que comentan las “jugadas” del sábado.

Si el domingo comienza prontito para compartir la Asamblea de Señales de Humo con gente que quiere al Atleti, que lo quiere de verdad, y continúa con un Gaudeamus en el que Lorenzo Rico y Cecilio Alonso desgranan anécdotas de aquellos otros domingos con sabor a Magariños. Si a las dos de la tarde te encuentras rodeada de tu compañero de pupitre del instituto, de un histórico del Frente Atlético, de una británica con más carácter que la Thatcher, de un chico con parka al que no le emociona la Velvet y de un palentino que vive el Atleti como si hubiera nacido en Cuatro Caminos, sabes que el día sólo puede depararte cosas buenas.

Y llegas al campo y sólo el naranja de las botas de Pernía te recuerda que no es el Atleti de tu niñez el que ha saltado al terreno de juego. Porque sí, porque los domingos soleados de noviembre también son Quique Ramos y Clemente y Marcelino.

El Atleti de ayer, que jugaba a las cinco de la tarde, se pareció mucho a ese otro Atleti que siempre jugaba a esa hora y que, aunque también perdiese partidos, saltaba al Vicente Calderón con la confianza del que se sabe capaz de ganar a cualquiera.

Antes del descanso ya había cantado dos goles: uno de Heitinga que lo fue y bien que me alegro y otro de Forlán que realmente no entró pero que cantaron como tal y al alimón gradas, fondos y tribunas. Pero el uruguayo, que tenía ayer la tarde, firmó su domingo con dos goles y dos palos que devuelven al Atlético a puestos europeos. Entre medias de sus goles marcó Maxi uno precioso tras una jugada iniciada por Maniche y cosida por Agüero en lo mejor que se le vio ayer al argentino. El cuarto también fue para guardarlo en la carpeta de los momentos de la temporada. También una jugada colectiva, en este caso entre Simao, Pernía y Forlán para que este último batiese a Aranzubía.

El Depor marcaba el del honor poco después. Poco importaba, la grada se divertía, ovacionaba a Pernía (quiero entender que desde el cariño tras su actitud en Liverpool y no desde la sorna, aunque no lo tengo tan claro) y despedía con aplausos al Kun.

En definitiva, un domingo de fútbol. De esos que disfrutamos cada vez menos porque hay que salir en la tele y jugar a horas intempestivas. Cuándo se darán cuenta que este Atleti, los domingos soleados de noviembre, a las cinco de la tarde por supuesto, juega mucho mejor.

viernes, 14 de noviembre de 2008

V Gaudeamus, balonmano en rojiblanco


Gaudeamus Atleti tiene el placer de convocarles a la celebración de su Vedición de este foro de debate.
La cita se celebrará el próximo domingo 16 de noviembre en el Salón “Los Oleos” del Hotel Pirámides (Paseo de las Acacias, 40. Madrid) a las 12.15 horas. En esta ocasión el tema de opinión y debate será "La Sección de Balonmano del Club Atlético de Madrid: pasado y ¿futuro?". En el debate participarán jugadores de aquella mítica sección como Cecilio Alonso, Lorenzo Rico, Paco Parrilla o Ángel Hermida y el que fuera vicepresidente y candidato a la presidencia del Atlético de Madrid, Salvador Santos Campano. También responderán a las preguntas que se les planteen y establecerán un interesante coloquio, moderado por Raúl Ávila, con el público asistente.

El Atlético de Madrid tuvo una histórica sección de balonmano entre los años 1948 y 1992. Despuntando como uno de los mejores equipo del balonmano español entre las décadas de los sesenta y los ochenta.

Entrenado por Domingo Bárcenas y por Juan de Dios Román, llegó a conquistar 7 Ligas españolas y 10 Copas de España. No consiguió ganar ningún título internacional pese a que llegó a disputar dos finales europeas. Fue subcampeón de la Copa de Europa en la temporada 1984-1985, perdiendo la final ante la Metaloplástica de Yugoslavia y subcampeón de la Copa IHF en la temporada 1986-1987, tras perder la final ante el Granitas Kaunas de Lituania.

Gaudeamus Atleti es un foro de información y debate que pretende rescatar la identidad histórica del Club Atlético de Madrid y trasladarla al presente. Desde su nacimiento, se han celebrado cuatro ediciones que han contado con lapresencia de personajes de peso en la historia del equipo y con el apoyo de un público que ha ido incrementándose con el paso del tiempo. Esperando que esta convocatoria sea de su interés, confiamos en contar con su presencia y participación en esta nueva edición del Gaudeamus Atleti.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Desenlace, nudo y planteamiento


Desenlace. Pita el árbitro la falta a metro y medio del borde del área y Simao y Pernía se sitúan frente al balón. Parece un lugar inmejorable para el portugués que sin embargo estrella el balón en la barrera, perdiéndose por la línea de fondo. No hay tiempo para más y el árbitro decide que ni siquiera se saque el córner. Perea abandona el hospital con traumatismo craneoencefálico. No parece serio.

- Oiga, Sra, sí usted, ¿Me puede explicar por qué empieza por el final?. ¿Es que no ha ido usted a la Facultad de periodismo?

- Hombre es que si empiezo por el principio, en cuanto les cuente el planteamiento de Aguirre les voy a fastidiar la crónica, déjenme al menos que le de algo de emoción a esto.

- Ah, bueno, si es por eso.

Nudo. El Atleti ha tenido el mando del partido desde que en el minuto 53, su entrenador Javier Aguirre ha decidido renunciar al esquema inicial y apostar por la habitual pareja de delanteros . Con la entrada de Forlán el Atleti parece que juega a otra cosa, las bandas se abren y los balones llegan más arriba. Pese a todo no está siendo la noche de Agüero mucho más gris que en otras ocasiones. Sin chispa.

- -¿Y lo del penalti?, ¿se olvida usted lo del penalti?

- Que sí hombre, que ya voy.

Cuando más presionaba Osasuna en el minuto 20, Portillo cae en el área y por allí cerca está Pernía y su alo radiactivo que desploma, apenas sin contacto, a todos los delanteros rivales. Coupet, que todavía no se lo he contado, pero sustituía a un Leo Franco a punto de ser padre, se sitúa bajo palos con cara de este penalti lo paro yo. Y lo para.

- -¿Ve?, es que así no hay quien se entere.

- Ya voy, ya voy

Perea abandona el terreno de juego conmocionado tras un choque con Plasil. Entra Pablo.

Planteamiento. sale de rojo y azul marino el Osasuna y de azul marino y rojo el Atlético de Madrid, creando mucha más confusión que si hubiese salido con sus habituales rayas rojiblancas. Aguirre repite el esquema de Anfield en el Reyno de Navarra para jugar con cinco centrocampistas y un solo delantero, hoy es Forlán en el que se queda en el banquillo.

- -¿Anda y cuál es su pretensión?

- Pues debe ser contener el centro del campo navarro, el del equipo colista, que hasta este partido ha conseguido cuatro puntos y marcado tres goles.

- Pero no es lo mismo contener a Leiva, Alonso, Kuijt, Gerrard y Babel que a Vadoc, Héctor Font, Masoud, Ezquerro y Plasil.

- Pues eso. Ya le digo yo que lo que salió bien en Liverpool, saldrá mal en Pamplona.

- Esto huele a cero a cero. Pero no se lo cuente a nadie, que si no ni le leen el resto de crónica.
-Ya, ya no se preocupe.

jueves, 6 de noviembre de 2008

La ciudad del Mersey por David Guitarplayer




¿Quién no ha soñado alguna vez con ver al Atleti en un estadio mítico? Desde que era niño La Bombonera, Maracaná y Anfield eran los escenarios elegidos para recitar alineaciones y narrar goles atléticos hasta quedarme afónico.

Y un día, muchos años, muchos sueños después, una dichosa bola determinó que nuestro equipo viajase a Anfield Road. Lo tuve claro...estaría en ese magnífico y mítico campo, estaría allí como fuese. No tardé en hacer las gestiones necesarias para conseguir mi viaje, pero amigos, la persona que me metió el gusanillo del Atlético de Madrid, haciéndome socio desde que tenía 4 años, llevándome a muchísimos desplazamientos con el equipo, como Parma, Ámsterdam, Brujas, y Creta (si, han leído bien, yo estuve en el partido contra el OFI Creta) lo tenía todo preparado. Mi padre quiso que juntos fuéramos a Liverpool.

Salimos el Lunes, víspera del partido, ese día sólo viajaban dos vuelos hacia la ciudad de los Beatles, el nuestro y el de los jugadores. En nuestro avión viajaban algunos veteranos como Gabi Moya, Roberto Solozabal y Alfredo Santa Elena. Hoy son personas completamente accesibles, ayer eran los ídolos que adornaban mi carpeta, las caras de los cromos que yo coleccionaba. Viví unos ratos muy agradables con los tres hablando de disposiciones tácticas, de jugadores favoritos y de anécdotas de sus propios partidos, algunas impagables, como la de Alfredo recordándome cómo fue aquel gol que nos dio una Copa del Rey frente al Mallorca.

Liverpool es una ciudad donde los aledaños al centro histórico son una maraña de oficinas modernas y altos edificios, todavía en construcción. La ciudad todavía se hace a si misma, intentado salir de una gran crisis derivada de su excesiva dependencia de la industria. Es una ciudad de contrastes con su zona residencial de casitas bajas y arquitectura típicamente inglesa y un centro histórico que alterna sin pudor la solera de algunos edificios con la modernidad de las franquicias más comerciales. Me sentí decepcionado. No era la ciudad del Mersey que yo esperaba. La de los reds, la de las canciones la de los Beatless.

¿Adivinan cual fue la primera visita? The Cavern, claro. ¿Acaso alguno de ustedes hubiese ido a Liverpool sin pasar por tan mítico local? No fuimos la excepción. Dentro de una calle pequeñísima, se encontraba The Cavern, The Cavern Club, y de Cavern Tabern. ¿Cuál de las tres sería la original? Ningún problema. Servidor decidió hacerse fotos en todas y santas Pascuas.

La segunda visita fue al estadio de Anfield, cerca del centro, a unos diez minutos en coche. El Taxi nos dejo a los pies de la mítica grada The Kop, donde se encontraba la entrada al museo y a la tienda oficial. El museo resulto ser un pequeño lugar, acogedor, cargado de historias, repleto de recuerdos. Dedicado íntegramente al fútbol, sólo fútbol, nada más. Su colección es impresionante. Vitrinas cargadas de objetos clasificados por jugadores míticos, como Kennedy (autor del penalti decisivo que dio al Liverpool una copa de Europa), Hansen, o el propio Steven Gerrard, que ya es un jugador histórico para los aficionados reds. La joya del museo es otra vitrina donde reposan, acompañadas de sus respectivas camisetas y banderines, las cuatro Copas de Europa que han atesorado a lo largo de su historia. Sí, también aquella, que el Liverpool le ganó al Real Madrid y que se ganó los flashes de mi cámara de fotos. No es lo único que impresiona, el museo también alberga una placa en recuerdo a la tragedia de Heysel, así como un mural con los nombres de las mas de noventa víctimas dentro de unas minicamisetas.

La tienda del Liverpool está presidida por una grandísima imagen de Fernando Torres, pero sólo con esta imagen no nos podemos hacer a la idea de lo que idolatran los aficionados reds al delantero de Fuenlabrada. En su interior la mayor parte de los posters, las pegatinas, llaveros y demás souvenirs están dedicados su capitán Gerrard y a “nuestro” Torres. Yo diría que entre ambos copan el 70% de los artículos de la tienda. Por supuesto decidí llevarme una camiseta oficial, y no, no compre la de Fernando. Llevar a Torres en una camiseta que no sea la rojiblanca me haría sentir raro. Me llevé la de Gerrard, con el ocho a la espalda. Decisión típica pero es el jugador que más me gusta de este equipo. Disculpen, el partido todavía no se había jugado.

Ya entrada la tarde, y como no podía ser de otra forma, decidimos entrar a tomar unas pintas en un típico pub inglés. Compartimos charla y cerveza con unos aficionados del Liverpool enfundados en la roja, preparados para ir al fútbol. Faltaba muy poco para que empezase el encuentro.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Que en las buenas y en las malas, nunca deja de animar



Cuando tienes veintipocos años y el Atleti no te deja dormir una noche puedes explicarlo tranquilamente y todo el mundo lo entenderá. Cuando tienes treintaymuchos años y el Atleti no te deja dormir una noche puedes explicar tranquilamente que estabas escuchando los resultados electorales de los States si quieres que la gente no te mire con lástima y conmiseración.

Pero, ¿quién de ustedes pudo irse ayer a la cama y quedarse dormido tranquilamente? Yo desde luego no. En los casi 30 años que llevo viendo fútbol he visto muy pocas cosas como el penalti que el árbitro se sacó de la manga en el último minuto de un descuento sospechosamente largo.

Soy de las que discuto cuando llaman pupas a nuestro Atleti y no me gusta nada llorar por injusticias arbitrales o persecuciones de organismos europeos. Sin embargo, lo que pasó ayer sobre el césped de Anfield es para hacer dudar a los más escépticos sobre la limpieza de este negocio que se juega con un balón de cuero.

Y hoy no estaría tan solemnemente indignada si cualquiera de las múltiples ocasiones que tuvo el Liverpool en el segundo tiempo hubiese entrado, si Antonio López, Pernía y Perea, en especial no hubiesen hecho el partidazo que hicieron, si Asunçao no hubiese demostrado tanta fuerza y versatilidad, si el planteamiento de Aguirre no hubiese sido el correcto. Pero nada de esto pasó, el Atleti supo marcar y aguantar el vendaval con un juego que podrá ser más o menos arriesgado o gustar en mayor o menor medida, pero que a la vista del resultado era la apuesta más segura.

Más tarde un amigo les contará sus andanzas por Liverpool y cómo la grada colchonera enmudeció Anfield. Que en un campo como aquel sólo se oyese el himno del Atleti por encima de todo nos da el coraje necesario para afrontar mañanas como esta.

Jamás, jamás te dejará esta hinchada
Que en las buenas y en las malas
Nunca deja de animar


Por cierto, ganó Obama, ya lo saben, ¿no?

domingo, 2 de noviembre de 2008

La vaselina

“Si dentro de unos meses llega hasta esta página tras una búsqueda en google no se tome la molestia en seguir leyendo que esto es un blog del Atleti y no encontrará lo que está buscando”.


Hace pocos años, al poco tiempo de fichar Sergio Agüero por el Atlético de Madrid, asistí a un curso sobre comunicación que no me interesaba en lo más mínimo pero en el que, por compromiso profesional, tuve que matricularme. No sé ustedes que harán cuando se aburren y tienen que estar sentados en una silla haciendo como que toman notas. Yo, como me encanta hacer listas, suelo dedicar estos momentos a la de la compra, a la de ex novios madridistas, a la de canciones en las que se dice “camonbeibi” o a alineaciones imposibles. Cuando ya has acabado con todas ellas y el ponente todavía está en la página 7 de un power point de 40 es cuando empiezo a garabatear paramecios psicodélicos, vespas con espejos o escudos del Atleti, ya ven. Compartía fila con un argentino que señalando el paramecio me preguntó si era del Atleti y cuando asentí sorprendida, dedicó un buen rato a hablarme del buen fichaje que habíamos hecho con el Kun y de lo listo que era el jugador. "Ya verás que goles de emboquillada, ya verás", me dijo.

Así se quedó la cosa, porque yo no me había enterado de mucho pero tengo por norma no repreguntar a los argentinos y mucho menos a los argentinos que asisten a cursos de comunicación. Tiempo después averigüé que en Argentina llaman goles de emboquillada a las vaselinas. El Kun lo intentó ante Casillas en su primer derbi y el suave disparo se le fue alto por poco, muy poco.

A mí me encantan los goles de vaselina, mucho más que cualquier otro tipo de remate, cualquier otro tipo de gol. Ni trallazos desde fuera del área, ni disparos a bocajarro, ni regates al portero, ni faltas magistrales, ni cabeceos al fondo de la red. Una vaselina en uno contra uno, me parece una obra de arte. Para marcar así hay que ser listo y valiente, habilidoso y decidido. Justo las características que tiene este otro argentino que es de lo poco que nos hace disfrutar en días como ayer en el Vicente Calderón.

Agüero está de vuelta y con su primer gol de los dos que le marcó al Mallorca (no se lo pierdan) justificó que una se dejase la tarde del sábado en un gélido anfiteatro. El equipo sigue con sus lagunas, con su mal juego, con sus pájaras extrañas, con sus ausencias e indecisiones… pero tiene al Kun. El Mallorca que también tuvo ocasiones para marcar, Aduriz al larguero, Arango, Mario Suarez de cabeza y sobre todo Webó que hizo lucirse a Leo Franco no tuvo a un Kun Agüero que sentenciase el partido.

A mi hija Paula le acompañaba ayer uno de sus mejores amigos. Iván es todavía demasiado pequeño para entender de rivalidades enconadas y cuando le preguntan sobre cuál es su equipo, afirma que el Madrid y un poquito el Atleti (esto último si su padre no está cerca). No tuvo problemas para ponerse su bufanda y su camiseta rojiblancas y cantar el himno, fijándose en todo, con sus grandes ojos azules más abiertos de lo habitual. Cuando bajábamos por las escaleras seguía hablando de ese gol y golpeando – como el Kun – un balón imaginario.

Puede ser un gol de esos que dan comienzo a una historia. Historias que suelen empezar con un gol. Un gol de vaselina, de emboquillada, en un partido sin historia.

lunes, 27 de octubre de 2008

La montaña rusa


- ¿Es usted bipolar?
- ¿Yo?
- Sí, usted. Deje ya de cambiar de humor que nos va a volver locos a todos.

Me imagino que a ustedes les habrá pasado lo mismo. ¿Cómo en noventa minutos es posible registrar tantos sentimientos diferentes? Bienvenidos a la montaña rusa del Atlético de Madrid. Diversión asegurada.
El equipo acaba con sus enfrentamientos con rivales directos con un bagaje ciertamente preocupante, un punto de doce posibles y muchas incertidumbres en cuanto su sistema y su juego.

Ayer, jugaba en el Madrigal el último de estos encuentros contra un Villarreal que parece que sabe hacer las cosas y que no cambia su sistema de juego gane o pierda, llueva o haga sol.
Sin embargo, este Atleti de las sorpresas se puso por delante en el marcador. Acababa de quitarme la chaqueta y ya me decían los amigos,

- “ya te hemos dicho que no llegases tarde, que te perdías el primero”.
- ¿Otra vez, no jodas?, ¿cómo es posible, han salido con la “caraja”?
- “Que no chica, que ha sido Simao”... madre mía, qué jugador.

Y así, sin comerlo ni beberlo, el portugués (por cada vez que dije que su fichaje me parecía caro, deberían regalarme un disco de Amaral. Qué bocazas soy) con su gol y su asistencia para que Forlán marcase parecía encarrilar un partido del que, sinceramente, y visto lo visto en las últimas jornadas, no esperábamos nada.

Y una se pone a hacer cuentas, tan contenta, entre pistacho y ganchito, con el empate del Valencia y la derrota del Sevilla.

- Échame otra cerveza, que si el Kun sale en el segundo tiempo les metemos cinco y se acaban las dudas.

Pero no, antes del segundo tiempo el Atleti vuelve a hacer una de las suyas y de la sorpresa se pasa a la incredulidad al ver la segunda tarjeta amarilla de Banega, en el momento más inoportuno y en el sitio más innecesario. No me gusta cargar las tintas contra jugadores por sus actuaciones desafortunadas, pero lo de ayer de este jugador, demuestra muchas cosas que ya nos habían dicho la gente que le vio en Valencia. Ya nos parecía raro que un jugador, algo lento, pero con calidad, estuviese en el banquillo del peor Valencia de los últimos años. Ahora empezamos a comprenderlo.

Y aunque llega el descanso, de la incredulidad pasamos a la preocupación. Preocupación porque suponemos que Aguirre no va a mover ficha ya, si acaso hará un par de cambios, pero no alterará el sistema de juego. Nos tememos un “recule” y una defensa que permita mantener los dos goles de diferencia y que, aunque con apuros, nos permita solventar el segundo tiempo.

- ¿Defensa?, ¿has dicho defensa?
- Si, bueno, ya. Defensa: un zurdo que juega de lateral derecho, un lesionado, un juvenil y un...., bueno y Pernía.
- Pues sí, llevas razón. Que feo pinta esto.

Y así llega el cuarteto de goles del Villarreal. Sin despeinarse. Leo que siempre nos desespera porque no bloca un balón, elige blocar en el momento más inoportuno. Un fallo infantil que transforma la preocupación en miedo.
Con Maxi desaparecido, Leo cantando, Banega autoexpulsado... una espera que Aguirre dé una oportunidad a Agüero de defender las virtudes de su patria y elevar un poco el listón argentino. Pero no, el mexicano, como si no fuese con él, realiza cambios que aportan muy poco, supongo yo que dando el partido por perdido.

Y cuando ya el miedo cede el sitio al cabreo, el portugués vuelve a dar una lección de casta – ahora mismo es de lo poquito que ilusiona en este equipo – y con un nuevo gol y una asistencia para que Raúl García firme el empate nos devuelve una media sonrisa a la cara y un suspiro por este punto. Un punto de doce posibles, que nos permite respirar con cierto alivio y mirar con alguna esperanza la bonanza del calendario.

¿Qué les había dicho? Sorpresa, incredulidad, preocupación, miedo, cabreo y alivio. En tan sólo noventa minutos. Bienvenidos a la montaña rusa del Atlético de Madrid.

domingo, 19 de octubre de 2008

Y luego la nada





Me dicen los amigos que tengo abandonado el blog. Es cierto. Cada vez me cuesta más escribir sobre este Atleti. No es por la racha de derrotas, por el juego o por las negras perspectivas del equipo. No, no es falta de alegría, es cansancio. Cansancio de escribir una y otra vez la misma historia, con distintas palabras, con distintos argumentos pero la misma historia. La misma de siempre.

Hoy ha sido un día de esos, de los que te apetece estar sólo con gente del Atleti, para no tener que hablar, para no escuchar por decimocuarta vez a los madridistas que el penalti fue justo y que el árbitro perjudicó al Madrid, como si tuvieran que excusarse por algo. Sólo gente como nosotros podrá comprender lo que son los nervios de antes del partido, la tensión, el mazazo del gol en el primer minuto de juego, el querer empujar al equipo, el alegrón del empate –celebrado como una victoria de Champions- y luego… luego la nada.

Y hoy de nuevo no tengo ganas de hablar de la alineación de Aguirre, la banda sin bandas, ni de porque cambia a Raúl García por Antonio López, para luego meter a Simao por Pernía. Es lo mismo. Ni siquiera es día para hablar de la tontería del primer gol y mira que se ha escrito sobre la falta de concentración del equipo tras el comienzo del Nou Camp. Pero da igual. Con el Madrid, parece que el guión está escrito y que nada de lo que pase sobre el terreno de juego va a poder alterarlo.

Y mañana habrá que llegar a la oficina y aguantar las bromas con una sonrisa y contar que no te disgustaste que ya ibas preparada, que ya estas pensando en el Liverpool, que al fin y al cabo es sólo fútbol y acabar con eso tan socorrido del “otro año será”. Pero ya son demasiados.
Y hoy te preguntas cómo estarán Nacho y Paquito y Luis y María José y Adalberto… cómo se lo habrán tomado Alberto o Ignacio y cómo estará aguantando el día Mónica, con lo brava que es. Te acuerdas de Tomi que disfrutaba como nadie cuando ganábamos al Madrid, de Bernardo que vio su primer derbi en el 47, de Carlos que ya nunca los ve y de Ladis, que aunque dice que este Atleti no es su Atleti, seguro que todavía le dura el cabreo.

Te acuerdas de mucha gente atlética con la que has vivido muchos derbis, algunos inolvidables, otros que quieres olvidar y no lo consigues. El de ayer será uno de esos. Un partido que reunía todos los ingredientes para acabar en fiesta y que acabó, un año más, con puñales en forma de esemeses. Al fin y al cabo son de gente que nunca comprenderá lo que son los nervios de antes del partido, la tensión, el mazazo del gol en el primer minuto de juego, el querer empujar al equipo, el alegrón del empate –celebrado como una victoria de Champions- y luego… luego la nada.

domingo, 5 de octubre de 2008

El Atleti goleado y el Sr. Hernáez


Disculpen la distancia, que no el olvido de las últimas tres jornadas. Un “arreón” de trabajo y pocas ocurrencias que contarles me han mantenido alejada del teclado. Para que vean que no ha sido un ejercicio de “afavorvientismo” aquí me tienen dando la cara después de la derrota de ayer. Pero no esperen una lamida de heridas en esta crónica, ni siquiera un desgrane de excusas. El partido ya lo vieron ayer y les intuyo con el suficiente entendimiento para valorar los porqués de esta abultada derrota. El Atleti le duró al Barça ocho minutos y los seis goles se me antojan un resultado corto para lo visto sobre el césped del Camp Nou.

Hoy la prensa deportiva madrileña vuelve a hablar del duelo Kun-Messi como si ese debate no hubiese sido algo artificial, inventado por ellos, un aliciente para la previa de un partido entre dos aspirantes a hacer grandes cosas esta temporada.
Hoy la prensa deportiva madrileña habla de paliza histórica, de que pudieron ser nueve, de naufragio, de simulacro, de desaguisado. De cómo se rompió el partido tras un inicio desafortunado del Atleti.
Hoy la prensa deportiva madrileña se entretiene en hablar de la jugada del penalti, en la de la falta que Messi tiró con picardía sin haber pedido barrera. Habla también la prensa de Iturralde e incluso reclama la roja para Antonio López por dejarle los tacos señalados a Messi en una dura entrada. Cuentan los periódicos de Madrid como llegaron los goles, como se lesionó Maxi al acortar distancias y se entretienen con las diabluras de Etoo y Messi ante la impotencia de la defensa visitante.

Los propios jugadores y el entrenador del Atleti explican apesadumbrados cuáles fueron las claves de la derrota: una mala preparación, una inexplicable falta de concentración en los minutos iniciales, tanta como falta de ambición para tratar de darle una vuelta a un partido después del golazo de Messi. Aguirre incluso asume su culpa por la alineación, como si hubiese tenido muchas más opciones.

Pues bien, todo eso me parece bien. No pienso hacer sangre en el infortunio. Una cabecea con pesar al acordarse lo que supuso la anterior goleada del Barça en forma de pérdida de nuestro ídolo y no puede evitar pensar en el ánimo de Agüero después de esta derrota. Pero no deja de ser un partido, no dejan de ser tres puntos de los que suelen descontarse al inicio de la temporada, no dejan de ser unas circunstancias desafortunadas y una concatenación de adversidades que rompieron el encuentro para que nadie fuese capaz de darle la vuelta. Nada más.

Yo sólo le pido al Atleti que reflexione sobre esta derrota y que pase de página con la vista puesta en su próximo rival, yo sólo le pido que tenga la mentalidad de champions para los decisivos partidos de liga que nos quedan en octubre. Yo sólo le pido al Atlético que apele a su orgullo y a su pundonor, a su carácter y a su garra. Yo sólo le pido que gane al Madrid y haga que José Vicente Hernáez no pueda volver a encabezar su columna de Marca con un “Patético de Madrid” como titular. Esa tremenda falta de respeto, Sr. Hernáez, que no es la primera que leemos en su periódico, nos crece más que nos humilla. No le pido respeto para un equipo goleado, le pido respeto para una institución centenaria con orgullo, historia y millones de aficionados en toda España. Pretendía la humillación, en vez del respeto al rival caído, porque no recuerdo que nunca a un equipo goleado se le haya insultado de esa manera. Ojalá tenga que tragarse sus palabras una a una, Sr. Hernáez. Ojalá sea en tan sólo quince días. Ojalá.

domingo, 21 de septiembre de 2008

El elogio


El pasado 5 de septiembre Futblogeras cumplía un año. 85 entradas en total contándoles las aventuras y tribulaciones de esta colchonera. Les he relatado victorias y derrotas, satisfacciones y decepciones, recuerdos, vivencias y anécdotas. Salvo el color rojiblanco, muy pocas cosas tienen en común toda esta colección de crónicas y artículos sobre un año de fútbol del Atlético de Madrid.
Sólo recuerdo un nexo de unión a lo largo de tantos renglones: ni un solo elogio al equipo directivo que hoy marca las directrices del Club.

Hoy vengo dispuesta a romper la tónica y quitarme el sombrero hacia la política de fichajes, traspasos y cesiones del Club. Me da un poco de repelús, no se crean, eso de felicitar a García Pitarch, así un poco por lo bajini y mirando hacia arriba por si cae alguna tonelada de caspa sobre el portátil recién estrenado. Pero vamos, lo cortés no quita lo valiente.

Creo que se ha acertado como hacía tiempo que no se hacía. Todas las incorporaciones parecen valiosas y oportunas. Las de los destinados a ocupar un puesto de titular indiscutible en una plantilla con graves carencias, los pensados para las rotaciones e incluso, los que su posición inicial, salvo lesión o sanción, estaba en el banquillo a pie de césped.

Ayer contra el Recre pudimos comprobarlo una vez más. Coupet en la portería estuvo francamente bien. A mí me gustan las rotaciones en la portería tanto como a mis hijas las acelgas, pero las tres nos tenemos que aguantar con lo que nos toca. A mí, ver a Coupet alternarse con Leo Franco y a las pequeñas cenar acelgas, más o menos con la periodicidad con la que juega el francés. Cada uno manda en su casa, aunque Franco y los huevos fritos ocupen puesto cimero en nuestros respectivos escalafones.

En la defensa, qué quieren que les diga, esto no tiene color con lo del año pasado. De Heitinga ya hemos hablado por aquí, con decirles que mis amigos del Ipunkrock quieren formalizar una peña con su nombre antes de que se nos adelante algún pueblo de los de plaza empedrada y bar con raciones de oreja, que sin duda se lo merecen más que nosotros. Intercambiamos los comentarios de Johnny en su blog con la misma devoción que las reseñas del Azkena o las canciones del último de Paul Collins. Ayer no estuvo sobre el césped y Perea le sustituyo diciendo una vez más que sí, que lo hace todo con solvencia pero que su lugar está en el centro de la defensa y no en el lateral.

Ujfalusi, otra de las incorporaciones, es tremendo. Hace mucho tiempo que no veía un futbolista con tanta personalidad, tan autoritario y contundente. No sólo corta cualquier amenaza de llegada al área, también sabe jugar con el balón en los pies, da buenos pases y construye jugadas desde atrás. Son grandes aciertos los fichajes de Heitinga y Ujfalusi, pero es que además por el precio que ponía en su etiqueta, traérselos al Atleti ha sido una jugada maestra.

Seitaridis y Antonio López fueron quizás lo más flojito del encuentro contra el Recreativo, pero qué quieren... a Antonio le queremos todos y a Seitaridis hay que felicitarle por no ver la amarilla en todo el encuentro, algo es algo.

En el centro del campo, Simao estuvo soberbio, el mejor del partido. El portugués hace lo que quiere por su banda, para la consternación del rival al que se enfrenta. Sube la banda como por un carril y no encuentra obstáculo insalvable a su paso. Maxi, en la línea de los últimos partidos. Aunque ya saben que en este blog en el que se prohíben muy pocas cosas, una de ellas es cuestionar a nuestro capitán.

Maniche bien una vez más, Raúl también. Y arriba Sinama consiguió, como ya pasó en Eindhoven, que no se echase de menos a Forlán. Difícil, sin duda. Que uno de los destinados a ocupar el banquillo rojiblanco sea el pichichi de primera dice muchas cosas de la plantilla que se ha confeccionado.

El partido fue fácil y cómodo, ya saben, desde el primer minuto. Sumamos tres puntos más y una buena dosis de autoconfianza. Que se acerca el mes de octubre con un calendario más amenazador que la cara de una madre cuando sus hijas no se comen las acelgas, algo que después de los discos de Pignoise, es de las cosas que dan más miedo. Qué pasen ustedes un buen día y sigan aprovechando para enseñar el dorsal a los madridistas de la ofi que, hagan lo que hagan esta tarde, seguirán viéndonos la espalda, al menos tres días más.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Europa es colchonera


-¡Haaaaaaaala, qué exagerada como vas a titular así!
-Pues sí, si el AS puede titular Europa es madridista cuando el Atleti vuelve a Champions 11 años después, yo con más motivo, que encima puedo ser tendenciosa, mi público no es objetivo y estoy más contenta que unas castañuelas.

Y así lo siento, con la emoción del pueblerino que pisa la ciudad por primera vez, con la ilusión del niño en navidades y con nervios de chavala que espera encontrarse al chico que le gusta en la puerta del Agapo.

El Atleti solventó su primer gran duelo europeo con menos de los problemas de los esperados. Llevaba 11 años sin pasearse por Champions y enfrente tenía a un equipo que no había dejado de hacerlo en los últimos 13. Uno de esos equipos que te suenan de siempre, como el Borussia, el Inter o el Manchester, uno de esos de los que no quieres que el bombo coloque en tu grupo.

Salió el PSV vestido con rayas rojiblancas y el Atleti con una equipación rara -mejor que el pijama del año pasado, claro- pero rara, de esas que hacen que te cueste acostumbrarte a que es tu equipo y más si el rival viste de rojiblanco. Salió el Atleti, digo, sin mis nervios y sin mi emoción, como si llevase codeándose con los grandes de Europa un martes sí y otro también.

Y este “arreón” inicial, este no vamos a dejar las cosas para luego, fue clave ayer, como lo fue en Valladolid por su ausencia. Dejó claras sus intenciones el Atleti desde un primer momento y salió a por el partido con un equipo concentrado y unos jugadores conscientes de su labor. La de Leo estar colocado y certero durante todo el partido, la de Heitinga y Ujfalusi contener el juego del rival y sacar el balón jugado, la de Perea y Antonio López, sin hacer mucho ruido, demostrar que Seitaridis y Pernía sobran. El centro del campo jugar con fluidez y asistir a los delanteros y la de estos últimos, crear ocasiones y marcar goles. Fácil, ¿no?

Todos cumplieron. El Kun volvió a demostrar que se nos quedan tan pequeños los calificativos para definir su desparpajo en el área como la cláusula que le han puesto "Pin y Pon" para que siga muchos años con nosotros. A los 40 segundos ya avisaba de lo que estaba dispuesto a hacer y a los nueve culminaba con facilidad una jugada de Maniche y Luis García.

Lejos de arrugarse lo volvió a intentar Simao y lo intentó Forlán en su última acción antes de romperse, qué pena. Salió Sinama y consiguió lo difícil, que no se echase de menos a Forlán. El Atleti hizo el segundo, Kun mediante, y Maniche remachaba la faena con un remate a pase de Luis García ya en el segundo tiempo.

El Atleti dio sensación de equipo, ninguno de los nuestros jugó mal y muchos jugaron muy bien. No hubo periodos de bajón, ni momentos de inquietud. El rival fue, todo hay que decirlo, mucho más flojo de lo esperado y su defensa fue de todo menos infranqueable.

Visto el partido hay que pensar que lo de Valladolid fue cosa de un día o que faltó concentración por el compromiso europeo de vuelta de esquina. El caso es que la liga no da tregua y tan importante es pasear palmito por Europa como no descolgarse de los de arriba. El calendario es asequible antes de octubre y hay que aprovecharlo.

Igual que hay que aprovechar esta victoria para volver a sentir muchas de aquellas sensaciones de ayer ya olvidadas y que hoy nos hacen comportarnos como el pueblerino, el niño y la chavala. Incluso para titular una crónica.

domingo, 14 de septiembre de 2008

Jet Lag

Estoy apunto de solucionar la Lógica del Bucle Temporal. No he necesitado una super computadora, sólo un partido del Atleti de este año y una crónica del pasado. Porque venía yo tan dispuesta a hablarles de virus fifas, de rotaciones, de dependencias y de plantilla corta y he tenido un dèjá vu tan brutal que me ha dejado con las mismas ganas de escribir que tendrán ustedes de leer.

Y duele un poco ponerse a desgranar excusas en la segunda jornada liguera o darse de cabezazos por el chute de autocomplacencia de las últimas dos semanas. El Atleti es el mismo Atleti, con algunos cromos cambiados, pero con casi todos los mismos problemas que hace 365 días.

A priori ya sabíamos que sin Heitinga y con Perea con jet lag, la cosa atrás pintaría peor. A priori sabíamos que sin Forlán y el Kun, la cosa delante pintaría peor. A priori nos preguntábamos porqué Assunçao jugaba y Raúl García, que ni tenía jet lag, ni virus fifa, no había llegado tarde al entrenamiento y ni siquiera había pasado cerca del aeropuerto, se quedaba en el banquillo.

A priori sabíamos también que Seitaridis vería una tarjeta amarilla. Son cosas de la estadística, no de la videncia, no se crean. Y también suponíamos que cualquier jugada rara en nuestra área, acabaría con el balón dentro de nuestra portería. Lo que no podíamos anticipar es que fuera a ser tan pronto. Estaba cogiendo la primera Mahou de la tarde, que para eso el madridista anfitrión ya me había cobrado 12 euros por comprarme el partido, cuando las risas de la audiencia ya me anticiparon lo peor.

Llegué justo a tiempo de ver al árbitro mostrándole la cartulina y a Vivar Dorado rematar con… ¿con qué remató Vivar Dorado? Tras amplio debate y no menos repeticiones, concluimos que remató con el omoplato, eso sí en uno de los mejores remates con el omoplato que se recuerdan en un campo de fútbol. No es que Coupet, que tampoco tenía jet lag, ni virus, ni pilotos en la familia, saliese a lo loco; es que ante un remate con el omoplato como ese, pocas opciones quedan aparte de recoger el balón, apretar los dientes y disponerse a la remontada.

No parecía difícil. Quedaba mucho partido y, aunque el Valladolid apretaba, creyéndoselo más que los nuestros y jugando un fútbol rápido y sencillo, un “piscinazo” de Pedro López dejaba a su equipo con diez jugadores y setenta minutos por delante. Pero ya saben como es este Atleti, que le cuesta menos complicarse la vida que a mi terminarme la cerveza. Sólo cinco minutos después, un jugador de color de nuestro equipo hacía un penalti tonto sobre el pichichi en remates con el omoplato del fútbol europeo. Y perdonen que no precise más, porque en este caso el debate y las repeticiones no nos sirvieron para averiguar si el autor de la “gracieta” fue Perea con jet lag o Assunçao que, aunque había viajado en AVE con el resto de sus compañeros, estaba más “empanao” que Phileas Fogg dando la vuelta al mundo en 80 horas.

Así que salió el Kun, que había llegado con retraso, y aunque marcó pronto y lo intentó en un par de ocasiones más, no pudo dar la vuelta al encuentro. Lo intentó Miguel de las Cuevas que había salido por Luis García y disparó al larguero, pero el Atleti no supo marcar el segundo gol y se marchó de Zorrilla, sin puntos, sin liderato y lamentando su falta de reacción.

Qué se le va a hacer, es pronto. El martes jugamos en Holanda (no se preocupen que son sólo tres horas de avión) y aunque ya se lo haya dicho, parece que la plantilla es corta, que cuando falta alguno de los puntales del equipo, se les echa demasiado de menos y que las rotaciones no son la solución para un Atleti con jet lag. Maldito jet lag.

lunes, 1 de septiembre de 2008

¿Qué síndrome?



Síndrome post-vacacional ¿Qué es eso?. Yo les juro que no había vuelto tan contenta al trabajo en septiembre desde que estrenaba zapatos, estuche y con suerte una goma Milán Nata. Todo lo demás lo heredaba de mi hermana.

Y encima la semana que viene no hay liga. Quince días para mirar la clasificación en el MARCA y vernos ahí, hala, los primeros. Con tres puntos de ventaja sobre Madrid y Barcelona.

Que sí, que sí, que esto no acaba más que empezar, ya lo sé hombre, no me sea vinagre, que estos pequeños detalles son los que sirven para salpimentar el final del verano.

Porque yo no se ustedes, pero yo estoy rodeada de “vikingos” por los cuatro costados. El de la oficina es el peor, y lo que más siento, es que no hablamos de fútbol desde que tuvimos una discusión allá por la Eurocopa, méritos de Luis y de Del Bosque mediante, para acabar con aquello tan recurrente de “mujeres a fregar, que es donde tienen que estar”. Con él me he tenido que conformar con darle los buenos días más sonriente que de costumbre y señalarle el precioso día que hacía. Creo que lo ha pillado.

Otra cosa ha sido en el bar. Allí me he quedado a gusto, se lo prometo.

- sí, chico, que te lo digo yo, que este Atleti promete.
- Bueno, bueno, ya veremos que la liga es larga y ya se sabe lo que pasa con las arrancadas de caballo.

Pero que quieren que les diga, el nuevo Atleti tiene un brillo especial. No creo que sea sólo cuestión de los que han llegado, tampoco de los que se han ido. Porque el Mallorca de Juradito y Cléber ha empezado con tristeza, pero no me digan que Mista no les dio ayer la mayor alegría como futbolista desde que se vistió de corto por primera vez.

El Atleti de este año, gana dos cero y sigue atacando. Parece un equipo con hambre de fútbol, con necesidad de marcar y jugar al ataque. Y eso, acostumbrados al repliegue y al conservadurismo pues se agradece mucho. En el nuevo Atleti, como en el patio de los colegios, juegan todos. Cierto es que Kun y Forlán siguen dando ese plus de calidad que nos separa de otros equipos, pero parece que este año hay otros argumentos para explicar las victorias del equipo.

Porque son muchos los jugadores que tienen permiso para tirar a puerta... Simao, qué bien tira las faltas; Maxi, aunque en una de ellas le de una patada al aire que es algo que tiene que dar mucho corte; Luis García, mucho más entonado; o Sinama Pongolle, que ayer se estrenaba en partido oficial.

La jornada hubiese quedado redonda si hubiese entrado ese cabezazo de Maniche para hacer el cinco cero. Porque una, que como ustedes saben, es de Maniche y que siempre ha defendido que si un jugador tiene unos kilos de más, es algo pendenciero y bebe un poco más de lo que debe, es como cualquiera de nosotros, es uno de los nuestros; en estos días no se cansa de aburrir a los vecinos de grada con los típicos “si ya os lo decía yo”, “que éste es el mejor fichaje”, “anda que no nota Forlán los metros que no tiene que bajar a por el balón”... y así hasta que los de cuatro filas más adelante se dan la vuelta cuando da un buen pase o corta un balón y los compañeros me dan palmaditas en la espalda cuando el Calderón grita su nombre. Que para mí, qué quieren que les diga, es como si el estadio entero corease al unísono “Hele, llevabas razón”, como si yo fuese la destinataria del mensaje en lugar de Aguirre.

Pues eso, que la recuperación de Maniche, y de Forlán, y de Maxi me llena de alegría. Igual que comprobar que se ha acertado fichando a dos centrales de solvencia, de los de labor callada, seriedad atrás y aportación con remates. Que hay un portero que hace palomitas hasta si el balón va fuera y eso siempre es muy de agradecer.

Y eso es todo, señores, que hoy es un buen lunes y que, aunque esto no ha hecho más que empezar, tiene buena pinta. Me pongo ya a trabajar, que mi jefe, como casi todos los jefes, es madridista, y hoy está de un humor de perros. Será el síndrome post vacacional ese, ¿o no?

jueves, 28 de agosto de 2008

La fiesta empieza ahora


“Si mientras te vistes para ir al Calderón, enciendes el MP3 de forma aleatoria y la primera canción que suena es “The party starts now” de los Dictators, tiene que ser una buena señal. Hoy pasamos seguro”. Así de confiado se mostraba mi amigo Alberto cuando a las seis de la tarde de ayer llegaba a la “peña” para tomar las primeras cervezas de la tarde. ¡Qué tarde!.
Fue la de ayer una tarde de nervios, de supersticiones, de nudo en la garganta, de hormigueo en el estómago. Una tarde de cábalas, en la que intentas infundir la poca confianza que tienes al vecino de barra, mientras repites a todo el que se te acerca.

- Sí, sí, 3 a 1. Partido de trámite, estamos en Champions.

Y es como si a fuerza de recitarlo como un “mantra” empezases a creértelo, aunque en el fondo siempre coletea ese pesimismo al que nos ha abocado la historia y que late con la misma fuerza que otros sentimientos más alegres. Es inevitable.
Fue una tarde de sensaciones y una noche de sentimientos. Expectación con ese primer gol, nervios tras el dos a cero, desesperación con el bajón del equipo, alegría desbordada con el tercero y el cuarto y un gran orgullo con el pitido final. Pero más que orgullo, que también, es una sensación de alivio, de deber cumplido. Y la fiesta empieza en ese momento.
Muchos pensarán que todavía no hay nada que celebrar, que se ha hecho lo que se debía y con más dificultades de las precisas, pero a mí no me incordien, que yo ya tenía ganas de dar saltos, hacer la ola y hasta un trenecito por el hormigón. Y esa alegría contagiosa mientras la gente vacía los vomitorios cantando y baja por las escaleras riendo y llena las aceras y los bares y las terrazas de color rojiblanco es algo que no tiene precio para un equipo que lleva demasiados años ofreciendo amargura y resquemor.

Tiempo habrá para analizar los “pecados” de esta plantilla, las carencias heredadas directamente de la temporada pasada y que no han sido extirpadas... La inseguridad bajo los palos, los fallos en defensa, la precipitación en el centro del campo o la excesiva dependencia de la genialidad de los delanteros. Tiempo habrá ya digo, porque la temporada se antoja demasiado larga para una plantilla muy justa.

Pero hoy no es día para eso, si no para disfrutar de cada detalle único. De la camiseta recién estrenada, de la que se quita Forlán, de la gente que te da la enhorabuena por el regreso de Maniche como si fuese un familiar, del Fondo Norte gritando a Pernía que la pelota se va fuera, de los reencuentros, de la ovación a los hinchas alemanes a su paso por Pontones. Es magia, es el Atleti. La fiesta empieza ahora.

jueves, 31 de julio de 2008

martes, 8 de julio de 2008

Alta fidelidad


Tengo que confesarles un secreto. Se trata de una de esas cosas que da vergüenza contar hasta a los amigos más íntimos. Una confesión, no sé, como si alguien les dice que no le gusta el marisco, que pela la fruta con cuchillo y tenedor, que es rockero porque su padre tiene 2.000 discos, lee a Paulo Coelho o que compró un disco de Milli Vanilli. En fín, no me demoro más, ahí va: Yo no era muy torrista, ¿saben?

No fui fan de Fernando Torres en el Atleti y me apenó más su marcha como persona, por lo que significaba para la afición, que su ausencia en el equipo como jugador.

Yo fui la vecina de grada que levantaba los brazos cuando “el niño” fallaba una ocasión y la que contó sus penaltis fallados. Me recuerdo discutiendo en Internet su valía como jugador y me avergüenzo.
Recuerdo los sms de los amigos el día que se anunció su fichaje por el Liverpool y lo tremendamente afectados que estaban y no sentir un disgusto especial. Recuerdo el cínico discurso sobre el fútbol moderno y los futbolistas de ahora que le solté a mi hija cuando con lágrimas en los ojos arrancaba su póster de la habitación.

Ya vestido de rojo, interioricé la respuesta para madridistas que hablaban del nacimiento de un nuevo futbolista: “nos ha jodido, no son iguales los pases de Gerard que los pepinos de Costinha”.
Sus declaraciones sobre la grandeza del Liverpool empequeñecían, a mi juicio, al Atleti. Un Atleti que yo creía sentir más que él.....

-No hay ningún atlético en la selección, le comentó un periodista durante la eurocopa.
-Hay uno, contestó Fernando
-Bueno, claro, Luis Aragonés. Le replicaron
-Entonces, hay dos. Y sonrío el niño.

Esas declaraciones me llenaron de orgullo. Su gol en la final de la Eurocopa me alegró profundamente, pero verle en el autobús con el resto de compañeros de la selección con la bandera española y el escudo del Atlético me emocionó profundamente. Será algo que no olvidaré. El gesto más grande de un futbolista hacia una afición que no le olvida.

Justo 24 horas antes de que marcase ese gol histórico, Elvis Costello pisaba por primera vez un escenario canario. El artista británico ofrecía un recital inolvidable a base de fidelidad y amor a una forma de entender la música. Fernando Torres, días después, hacía lo mismo a lomos de un autobús, aupado sobre una bandera y un escudo. Fidelidad a unos colores, a una forma de entender el fútbol.
Elvis Costello también es fiel a unos colores, los del Liverpool, pero sobre todo es fiel al brillo de las cosas especiales y los momentos únicos que nos regala la vida; por eso, la última canción de un concierto de dos horas, la emocionante “Alison”, llevaba una dedicatoria muy especial: “To Fernando Torres”. El niño que no olvidó al Atleti. El futbolista fiel.

lunes, 16 de junio de 2008

Masturbaciones



“Eh, tío, ahora que has muerto, ¿qué vas a hacer con todo tu tiempo libre?”

La vida sin el Atleti es un puto crucero de placer. Una sucesión de hechos previsibles en los que la máxima dificultad reside en bajarse de los tacones cada noche.

Acaba la temporada y pones a la venta tu pisito en la Calle de la amargura, haces tu listado de buenos propósitos cinco meses más tarde que el resto de los humanos y te prometes a ti misma tomarte el fútbol -el Atleti, quiero decir- de otra manera.

Lo he intentado todo para desintoxicarme de este equipo, pero soy incorregible. No ha pasado ni un mes y ya he confeccionado la plantilla de la nueva temporada más de cien veces, he dado bajas y repartido cartas de libertad, he cedido a jugadores y he hecho incorporaciones de jugadores desconocidos que van a triunfar.

Renuevo el abono, pero me digo a mi misma que no iré a todos los partidos, que los sábados deben ser sabadetes y que los domingos por la noche lo veré en el Plus. Pero me pasará como este último año que me quedé cabreada porque el entierro de un familiar coincidió con el partido contra el Granada 74 y me perdí ese “choque trascendental”, el único.

Otro de mis buenos propósitos pre-veraniegos es dejar de comprar el Marca. Algo que vengo haciendo desde los 16 años y que forma parte de una rutina que a estas alturas no me atrevo a romper. Pero aprovechando que paso unos días fuera de Madrid prometo entregarme a otras lecturas. Me acerco a la típica tienda de playa en la que venden sombrillas, bronceadores y la prensa en 15 idiomas y pido el Popular 1 de este mes, me miran con extrañeza y yo alego que sale una entrevista con Dennis Cooper y los Clash en portada, que la tienen que haber visto.
La valenciana salada me señala el estante de revistas femeninas (como si tuviera yo cara de leer el Vogue a estas alturas, buscar el punto G o averiguar el largo de las faldas que se lleva) así que compongo un mohín y le pido el Marca. Y ya se acabó la tranquilidad vacacional.

En el libro que me ha acompañado estos días (Asfixia – Chuck Palahniuk) el amigo y compañero de piso del “prota” colecciona piedras para curar su adicción a la masturbación compulsiva. Una por cada “paja no hecha”, (“eso quería decir recoger piedras en vez de cascársela. Permanecer siempre tan ocupado, hambriento, cansado y pobre que no le quedara ninguna energía para buscar pornografía y masturbarse”). Y a mí, estos días, que quieren que les diga me parece una excelente idea. Una piedra por cada paja mental que salga en la prensa.
Llenaré el sótano, la bañera, el armario. Vaciaré cajones, las meteré en el lavavajillas, en la terraza. Un bloque de granito por Cata, otro por Uche y uno mayor por Moya. Feldespato por Lucho, una piedra bien grande, sin aristas, por Albelda.

Con mi personalidad completamente adictiva llenaré los altillos y las colocaré en el alfeizar de la ventana. Dos o tres al día. Joaquín se convertirá en un pesado pedrusco gris y Tiago en un adoquín rojizo. Oliveira significa ya en mi imaginación un trozo grande de Uralita; Ziani, arenisca; Marquez, cuarzo rosa; De la Red, caliza. Riise es una piedra de lava enorme; Asunssao, arcilla. En una obra robaré ladrillos para Hosni, Arango y Samir Nasri y en una cuneta recogeré un pesado bloque de hormigón por Matuzalem.

El suelo del baño no se verá. En la cisterna colocaré otras cuantas. Sinama Pongolle, Cigarini, Augusto Fernández, Bakari Koné. Todos tendrán su piedra en mi casa. Cuarzo, ágata, mármol, lo que sea.

Estoy convencida de que sería la solución a mis problemas de adicción: al Atleti, al Marca, a los blogs, a los foros, a las conversaciones del bar, al coleccionismo de recortes, de cromos, de entradas, de fotografías, de recuerdos absurdos… Alejarme unos pocos cientos de kilómetros no ha funcionado como terapia y ya estoy de nuevo con ustedes. Después de todo cualquier problema sexual es mucho más fácil de solucionar y, en cualquier caso, escribir todas estas cosas no deja de ser la más tonta de las masturbaciones.

martes, 20 de mayo de 2008

De cómo Seitaridis, el Zaragoza, Aguirre, Carlos Fuentes, M. J. Navarro y Nick Hornby retrasaron una crónica

A las ocho de la tarde del domingo acabé de ver el partido entre el Valencia y el Atlético de Madrid. Pensé en sentarme un rato y hablarles de la sensación de "timo" que tenía por haber pagado los doce euros a Digital + (díganme, por favor, que no he sido la única), de la surrealista defensa alineada, de la conformidad de los jugadores y de las risas en el gol de Seitaridis. Pero no tenía ganas de hablar del partido, todo lo que quería era olvidarlo pronto.

El caso es que me puse a escuchar los partidos del descenso y se me fueron las dos horas. Y pensé en contarles que me apenaba que bajase el Zaragoza, no porque me caiga bien, que no es el caso, si no porque no me gusta que bajen equipos históricos a Segunda.
No me parece de recibo que el Getafe esté en primera y el Sporting en Segunda y me hubiera alegrado que subiese mucho más la Real, que no es que me caiga bien, que no es el caso, que el Numancia. El caso es que se hacía tarde y todavía no había empezado ni a esbozar una idea para la crónica.

A punto de acostarme escuché que Aguirre anunciaba su continuidad una nueva temporada y pensé en darles mi opinión sobre el entrenador. Les diré que me parece muy conservador, que no ha buscado soluciones a problemas concretos, les diré que me parece demasiado complaciente con sus jefes, les diré que... Aunque bien pensado, también tendré que decir que ha cumplido con los objetivos marcados y que tampoco tiene el hombre la culpa de las lesiones, de los fichajes tontos, de que no haya venido Riquelme. La verdad es que tampoco ha tenido tantos mimbres y ha hecho un buen cesto.

Sí pero habrá que recordarles a toda esta gente que hizo que se marchase un Maniche fundamental sabiendo perfectamente que no se iba a traer a nadie para sustituirle, aunque claro me dirán que un entrenador no puede consentir una indisciplina semejante y que aquello sirvió para que el espíritu Ronaldinho no se propagase por el vestuario. Mira como le ha ido a otros.

Entras en los foros de Internet y hay "hilos" interminables con el debate "Aguirre sí, Aguirre no", defensas furibundas y ataques descarnados. El portero de la oficina, que como todos los porteros sabe un rato de fútbol, te recuerda que ya es hora de que el Atleti tenga un entrenador durante tres temporadas, en lugar de tres en una sola. Y aunque crees que el Atleti debería tener su Arsène Wenger, siempre te lo has imaginado más con la cara de Radomir que con la de Aguirre, la verdad.

Y ayer por la mañana ya se hablaba de fichajes y pensé en comentarles eso de que no es bueno cambiar a ocho jugadores, pero claro me dirán que hay ocho jugadores que no valen para jugar en el Atleti y que habrá que encontrarles un sustituto. Y anoté mentalmente que no se me olvidase que no quiero ver más a Eller ni a su peluquero, ni a Ze Castro, ni a Seitaridis, ni a Cléber y que sí me gustaría que Motta se quedase y Jurado y Miguelito de las Cuevas. Que el Cata sí, que Uche no, qué se yo.

En fin, que estuve todo el día aplazando el momento de sentarme y escribir la entrada del último partido. Nunca, nunca, una hoja de excel se ha convertido en la perfecta excusa para no enfrentarse al teclado. Nunca una tabulación de encuestas ha sido una actividad tan atractiva. Y esperé a la crónica de Carlos Fuentes a ver si me inspiraba un poco, pero eran las once de la noche y me imaginaba al Sr. Fuentes con una hoja de excel y a su legión de seguidores desesperados refrescando "El Rojo y el Blanco". Así que me puse el programa de la Navarro (hoy por hoy el mejor debate deportivo de la televisión) a ver si se me ocurría alguna idea para sorprenderles. Y como me gustaría tener su desparpajo para decir tanto en tan pocas palabras y además con esa sonrisa, que le está dando un meneo tremendo al ínclito Suso García Pitarch con la misma alegría con la que minutos después comenta lo bien que le va a su niño Torres en el Liverpool. Pero al margen de pedirle el teléfono del bloggero ese tan salado de las patillas, nada.

Y me acuesto una noche más sin poner un título a estas líneas y abro el Fiebre en las Gradas (gracias Alberto, hacía mucho tiempo que un libro no me enganchaba tanto), leo las reflexiones de Hornby sobre su Arsenal y pienso como él, que hay días que es mejor no hablar de fútbol. Dice Hornby que los verdaderos hinchas no eligen a sus equipos sino que son sus equipos los que les eligen a ellos. A nosotros nos eligió el Atleti y, después de todo, no tenemos culpa de que allí jugasen el domingo, para despedir la temporada, Eller, Cléber, Castro y Seitaridis.

lunes, 12 de mayo de 2008

¿Algo qué celebrar?



Sí señores, algo que celebrar. El Atleti vuelve a Champions muchos años después. Qué nunca debió abandonar aquellos puestos es algo que todos sabemos, así como tenemos clarísimo quiénes son los culpables de que un cuarto puesto nos sepa dulce y no agrio.
Hoy todos los periódicos hablan de esa ambivalencia que ha provocado que el Atleti retorne a aquellos puestos que por historia le pertenecen en un partido pésimo y mostrando, sin rubor alguno, todas las carencias que tiene esta plantilla.

Son muchos los pesimistas que, Agüero al margen, ya tienen claro que iremos a la calle, digo a la UEFA, a las menores de cambio. Otros se preocupan por la subida que tendrá el abono, por la continuidad de Aguirre, por la llegada de ocho refuerzos o por cómo se pronuncian Heitinga y Ujfalusi. Tendremos tiempo de analizar muchas cosas, pero hoy estoy tan contenta que no tengo cuerpo, ni tiempo, ni ganas.

Estoy contenta porque estamos en Champions. Y esa grada emocionada que se abraza y canta el himno al unísono me sigue poniendo, casi doce horas después, la carne de gallina. Y aunque el sufrimiento se disfrazara de tiro de Coloccini al palo, de renuncia al balón y de aturullamiento ofensivo, el equipo volvió a mostrar que sabe apretar los dientes y salir al campo, con la obsesión de ganar el partido.

No creo que ellos tengan tan claro lo que esto significa para nosotros, lo que ha sido esta travesía en el desierto. Después de todo, sólo son jugadores que han llegado aquí, que no han crecido con los colores rojiblancos como referente. Quizás eso explique que sólo unos pocos se queden en el centro del campo para saludar a la afición... Leo, Forlán, Maxi, el Kun, Simao, Camacho, Antonio López... y alguno más que seguro olvidaré. Quizás eso explique que retornen al campo cuando ya está prácticamente vacío, cuando ya se han duchado y la gente ha abandonado la grada.

Estoy contenta porque creo que las cosas están cambiando en este Atleti. Lo siento dentro de mí. Algo está cambiando, tan despacio, que todavía no se percibe, tan bajito que todavía no aparece en los periódicos, tan rotundamente que creo que esto ya no hay quien lo pare. Sí, les hablo ahora, de esa gente que cada domingo se junta en la puerta cero y que ya son muchos más de catorce, para cantar y contar, su opinión sobre lo que está pasando. Y porque cada vez son más la gente que los mira, las cámaras que los graban, la policía que los custodia y las conciencias que remueven como un día hicieron con la mía.

Estoy contenta porque esta tarde se celebra una nueva edición del Gaudeamus. Un foro que va creciendo en expectativas, en público, en organización, en recursos, pero sobre todo en ilusión.

Pero, ¿saben qué? Lo que me hace verdaderamente feliz es ver que mis niñas verán al Atleti en Champions. Es una tontería, porque ellas lo desconocen. Una nació cuando el equipo estaba en Segunda, la otra cuando jugaban Novo, Musampa o Nikolaidis. No saben nada de noches europeas y quizás no les importe. Pero ayer - llegué a casa cuando ya dormían, ajenas a Kunes, Forlanes y Camachos - las arropé y las besé con cuidado de no despertarlas, pensando que ellas, como un día le pasó a su madre, verán a su equipo medirse con los más grandes, como les pasa a sus compañeros en el cole, y con un poco de suerte, heredarán el sentimiento, la tradición y el orgullo. Con un poco de suerte, se sentirán del Atleti.

viernes, 9 de mayo de 2008

Hey Ho, Lets Go


Era el partido clave, se lo digo yo.

-sí, sí, llevas razón que lo llevo diciendo toda la temporada...
-¿varias temporadas?, bueno vale, también es verdad lo que apunta el camarero del bigote.

Pero no me digan ustedes que lo de ayer no reunía todos los ingredientes de la tradicional empanada atlética: Necesidad acuciante de ganar, último partido de la temporada, televisión a nivel nacional, campo desangelado, rival en crisis... se lo saben, ¿verdad? El típico partido que el Atleti tiene que salir a ganar y que al día siguiente estas mojando la tostada y todavía rumiando “joder, si es que ayer era el día, sí lo tenían todo a favor, si es que era un partido clave”.

Pues hoy no, señores, hoy he mojado la tostada como hacía tiempo, con alegría, con satisfacción. Ayer el Atleti no fue el de una de esas veces. Fue el Atleti que tenía que ser. Saltó al terreno de juego con ganas de llevarse el partido y se lo llevó.

Avisó Agüero pronto y luego marcó su golito. Y como ya me he quedado sin adjetivos que dedicarle les contaré una cosa. Cuando veo a este fuera de serie me da miedo. Me dan ganas de que no siga haciendo jugadas, que no destaque tanto, que no sea tan evidente lo bueno que es, que deje de desencajar la cara de los defensas. ¿Saben por qué? Porque cada vez me asusta más que nos lo quiten, que se lo lleven, que nos lo vendan... que nos digan que es por su bien y que ya se traerá a uno como él o mejor. Es el fútbol reencarnado en futbolista y un milagro así no ocurre todos los días. En nuestro Atleti ocurre muy pocas veces, la verdad.

Y marcó también Forlán, que no está bien últimamente. No está bien porque su necesidad de marcar goles es proporcional a la de una amiga mía porque los marque y se levante la camiseta. Ayer Forlán corrió, defendió y creo ocasiones. Pero al llegar a la portería siempre eligió la peor opción, la menos adecuada.

¿Y el resto del equipo? Bien, gracias. Atento, Leo; bien los chicos en defensa, sobre todo Pablo y Perea; muy bien Raúl García; seguro Camacho... ¿Y los extremos? Pues extremos. Maxi pudo hacer el gol de la temporada y cuajó un partido muy aceptable. Luis García también trabajó pero no tuvo suerte, qué pena.

-“Osea, que un partidazo”, me dicen entre sorbo y sorbo de café.

Hombre, pues tampoco es eso. El Atleti hizo lo que tenía que hacer frente a un rival que en la primera vuelta nos dio un auténtico baño y que hoy no es ni la sombra de lo que era.Y así están las cosas. El Domingo nos enfrentamos ante un Deportivo que viene fuerte y nos faltan tres puntos para asegurar matemáticamente la Champions. No es para irse a Neptuno, claro está, pero si me alegra mucho volver a Europa después de tantos años y disfrutar de unos pocos de esos “miércoles noche fútbol” que tanto me gustan.

Y el lunes al Gaudeamus a hablar de un Atleti que era portada en la prensa deportiva porque tradicionalmente, y no como algo excepcional, disfrutaba de competiciones europeas, sin que eso fuese algo a celebrar.

domingo, 4 de mayo de 2008

Así mejor


Ayer, por primera vez en toda la temporada, abandoné el Fondo Norte y vi el partido en el lateral. En la Tribuna Superior Baja el fútbol es diferente. Te da igual en qué portería ataque el Atleti y no esperas a que la moneda del árbitro decida si en el segundo tiempo el equipo se volcará sobre tu área y veras mejor los momentos decisivos.

Pero además, desde allí, se ve un partido distinto. Desde el lateral, centradito, se computan mejor los cientos de kilómetros que hizo Agüero, el gol que marcó y el que le anularon, su entrega, su presión y su desborde.

También parece notarse más el cansancio de Forlán. Un cansancio que se traduce en inoperancia en los pases, en no ofrecerse como antaño y, en definitiva, en sequía de cara al gol. No seré yo quien critique a un jugador cuyo cansancio es fruto de la entrega más absoluta a lo largo de la temporada, que echa en falta a Simao como el DIC a la fanta de limón.

Pero allí en la lateral, no tienen tanta memoria y le critican. Allí, donde yo veía el fútbol con mi padre hasta hace bien poco, hay muchos señores como mi padre. Critican a Forlán, y a Maxi y a Luís García de forma sistemática y los dos laterales parecen decirles… “Oye, no, hoy no nos critiquéis que lo estamos haciendo bien”, pero toca criticarles. También tienen para Raúl García, otro que sólo obtendrá de esta cronista palabras de agradecimiento, y para Camacho.

Y escuchándoles, una se da cuenta de lo bien que se ve el fútbol en la lateral, pero que echas de menos tu Fondo Norte, donde no se ve ni el vídeo marcador, como Forlán a Simao. Sí, sí, ese sector que aplaude a Reyes cuando saca los corners. Allí en nuestra zona no habrán visto bien el primer gol del canterano, ni lo bien que sacó de esquina Pernía. Pero allí, habrán disfrutado de lo lindo con el tercero de la tarde.

Y es que la alegría de Camacho al marcar ese gol, es la mayor que puede tener el aficionado del Atleti. Hacía tiempo que no veía a nadie celebrar un gol de esa manera, sin rabia, sin dedicatoria, sólo alegría desbordada, mirada al público y sucesión de abrazos con compañeros, banquillo, cuerpo técnico y porque no andaba Indy cerca (¿alguien sabe dónde está?) que si no le deja sin las pocas plumas que le quedan.

Desde esa Tribuna, centradita, todavía queda tiempo para ver más cosas. Por ejemplo, que los tres cambios de Aguirre abandonan el campo con aplausos para una afición que les ovaciona, que sin embargo el Mister no piensa en que al Calderón le encantaría dedicarle una a Camacho y nos la roba, o que desde hace ya mucho tiempo no teníamos ocasión de disfrutar de un final tranquilo.
Ves también a un señor ojeando el “Forza Atleti” premonitorio por primera vez en su historia con el titular “Qué Macho” y en la grada de enfrente a un grupo de amigos bailando la conga, en modo trenecito. En cabeza va un rubio vestido de flamenca pero nadie se extraña, son cosas de este campo, de esta afición que pasa del cabreo a la euforia lo que tarda el Atleti en meterle tres goles a un casi descendido.

Pero hoy estoy contenta yo también. Lejos ya de esa grada da gusto dormir sin tener que preocuparse de lo que hagan el Racing y el Sevilla. Lejos ya del campo da gusto levantarse tarareando el nuevo cántico de los chavales de la Puerta Cero. Hoy recuerdo con una sonrisa como pensaba que no seríamos más de catorce cuando cerca de un centenar rompieron a cantar… “Por un Atleti digno, se tienen que marchar”. Así mejor.