domingo, 30 de septiembre de 2007

Un partido como los de antes

Hace unos años nadie hubiera temido un partido como el de ayer. Un enfrentamiento con un equipo de la zona media de la tabla de esos que le ponen ganas, que hacen un juego “bronco”, y que intentan aprovecharse de su poder al contragolpe o de alguna jugada embarullada para dar la sorpresa. Porque una sorpresa sería, hace unos años, que el Osasuna llegase al Vicente Calderón con la pretensión de llevarse el partido o arañar algún punto.

Pero ayer, en los prolegómenos, había miedo. Mucho miedo. Que si ya veras como empiezan a repartir cera y este año no le expulsan cuatro, que estos nos amargan la tarde, que ya nos hicieron la “pirula” el día del centenario, que si tienen vikingos en la plantilla y nosotros ex rojillos. Eso por no hablar del Atleti, que ya no me acuerdo cuánto hace que no ganaba cuatro partidos seguidos, todo un desafío a la estadística.

Con esa pesadumbre y tras ver a Eller con coleta, una empieza a pensar si no hubiera sido mejor haber ido al homenaje al gran Nacho Azofra. Pero no. El Atleti se planta bien en el campo, salvo Reyes y Simao que parece que se equivocan y no se van a su banda natural, claro como hoy empezamos atacando en el Fondo Sur. Pero no. No rectifican y Aguirre tampoco.

Si no odiase los tópicos, diría que los primeros minutos fueron de tanteo que es una frase muy socorrida para comenzar cualquier crónica cuando los dos equipos se miran de “reojillo”, el balón no sale del centro del campo y Reyes y Simao todavía siguen jugando “a banda cambiada”.
Pero pronto se acabó el tuteo de los navarros que vieron como su ex, Raúl García, lanzaba un pepinazo de esos en los que desde que el balón se despega de la bota ya sabes que van a acabar en gol. De esos ante los que el portero sólo puede apartarse y, si acaso, aplaudir.
No lo celebró. Y a mí me parece bien. Que es jugador de cantera, que ha crecido con el Osasuna y que cualquiera va luego en la segunda vuelta al Sadar, digo al Reino de Navarra, a que te llamen traidor y pesetero.

Si me gustasen los tópicos, diría que el equipo aguantó bien al rival y que se fue al descanso con los deberes hechos. Maniche y Raúl García controlaron en todo momento el centro del campo, Reyes estuvo flojo por la derecha, que no es su banda, y Simao acertado por la izquierda, que aunque tampoco es la suya, se sintió más a gusto, vaya.
El segundo tiempo comenzó electrizante (perdonen el tópico). Con un Osasuna más “intentón” que respondió con dos llegadas a sendas jugadas de Eller y Agüero.
Pero el Atleti dominaba en el campo y la defensa no daba la sensación de inseguridad de otras ocasiones. Pablo, mucho mejor, Antonio López serio y Seitaridis sin subir tanto como en otros partidos, para tranquilidad de su banda, que es la suya, la de toda la vida.

Y ya me toca hablar del Kun, esta vez sin tópicos, porque no hace falta. El argentino tiene todo un repertorio de jugadas geniales, desborda, participa en todas las jugadas de ataque y marca. Golazos. Menos mal que tiene 60 millones de cláusula de rescisión y nadie se plantearía su fichaje. (Atléticos no os riáis, que se van a dar cuenta. Gil espabila).
Con su segundo gol llevó la tranquilidad a la grada que se tuvo que conformar con unas cuantas ocasiones más, dos bicicletas de Jurado la primera para dar un pase de lujo, la segunda para dársela, de lujo también, al rival.

Y eso es todo. ¿El Atleti regular? No, hombre, no. ¿El Atleti, mejor? Si, mejor. Mucho mejor. Un partido como los de antes. Como está mandado.

jueves, 27 de septiembre de 2007

La cordada

Se cumplió el guión tal y como lo había previsto. Sin sorpresas. Me perdí el primer tiempo del partido contra el Athletic y no pude ver el gol de Agüero. Éramos pocos, muy pocos, y si la concentración de la Plaza de la Villa llega a tener alguna repercusión mediática, será anecdótica. Pero en algo me equivoqué. Pensé que el encuentro no serviría para nada y fallé.

Sé que muchos de los presentes estarán tristes, desanimados y deprimidos por la poca respuesta de la afición. Yo, al contrario, estoy sorprendida de ver tanto amor por el Atleti en tan pocos metros cuadrados.

Éramos pocos, muy pocos. Tan pocos que al principio casi había más policías que manifestantes, tan pocos que según íbamos llegando nos mirábamos con timidez, tan pocos que nuestros gritos quedaban ahogados por el ruido del tráfico de la calle Mayor. Éramos tan pocos que, tras las palabras de los organizadores, tuvimos que hacer una fila india para sujetar las pancartas, enormes por su extensión, pero también por su contenido. Y así, de uno en uno, partió la caravana rumbo al Vicente Calderón.

Y al ver esa larga línea arropada por pancartas irrumpiendo en la Plaza Mayor ante el asombro de turistas despistados me di cuenta de lo que era: una cordada.
Uno de los mejores montañeros del mundo, Alberto Iñurrategui, escribió un poema tras la muerte de su hermano en un altísimo pico del Himalaya. En su homenaje, Alberto le decía a Félix que “uno es menos que uno y que dos son dos y medio”. Sólo quería decirle cuánto le echaba de menos en sus nuevos desafíos y lo importante que es cada miembro de la cordada.

Y eso pensé yo ayer. Cada uno de los cien atléticos que caminábamos por la calle, al amparo de una pancarta, que nos sujetaba a nosotros, éramos los miembros de una gran cordada. La cordada de la ilusión, de la lucha, de la rebeldía, del orgullo y de la esperanza. Y como en cualquier expedición montañera, todos, los cien, éramos igual de importantes. Porque luchábamos por un mismo objetivo, por alcanzar la misma cumbre.
Cada uno de nosotros, por separado éramos menos que uno. En pareja, en grupos, unidos por esa cuerda invisible tejida de ilusión, muchos más de cien.
Y yo hice cumbre. Cumplí con mi propósito de mostrar mi descontento ante la realidad del equipo que me late por dentro.

Quizás los organizadores tengan ahora que plantearse otras medidas para que no muera el “espíritu del 26”. Es su turno para hacer un balance sincero y real y poner las alternativas sobre la mesa: Plantearse otro tipo de fechas, otra forma de movilizarse, organizar un grupo de presión mediática, buscar el apoyo de personas relevantes en la historia del club. Que sé yo…

Hoy, contentísima por la victoria en San Mamés, no quiero hablar de fútbol. Porque las victorias, los goles o el buen juego no hacen más que darnos alas en el reencuentro con nuestro Atleti campeón. Y en ese reencuentro sobran los responsables de todo lo que ha pasado en los últimos diez años.

Esta directiva no va a liberarnos de querer a nuestros compañeros de cordada, los que estuvieron físicamente y todos los que de alguna forma han alentado y hecho posible esta marcha. No queremos que nos libren del cansancio de la escalada porque la cumbre es un Atleti sin ellos y porque cada vez que superamos una nueva arista les estamos diciendo un poco más fuerte: “que se vayan, que se vayan de una vez”.

miércoles, 26 de septiembre de 2007

Yo canté el "y tal, y tal, y tal"

Han pasado muchos años pero todavía me acuerdo de la campaña electoral a la presidencia del Atleti. La última. La única que he vivido como socia. Llegabas al Calderón antes del partido y te invitaban a varios autocares para pedirte la firma y hacerte un regalo: una bandera, una insignia, unas pegatinas…

No voté a Jesús Gil, porque no tenía la edad necesaria para hacerlo, tampoco acudí a Jácara en su primer baño de masas con la coartada de la presentación de Futre. Por aquella época no salía de Rockola, la verdad. Pero sí canté muchas veces el “y tal, y tal, y tal”. Por aquel entonces estaba orgullosa de mi presidente y mira que mucha gente, los más mayores del Calderón, los que más sabían del Atleti, ya le ponían etiquetas de sospechoso y tomaban sus cautelas. Pero yo no. A mí me hacía gracia. Gracia cuando hablaba con su caballo, cuando salía en la tele, cuando pegó a Caneda, cuando llamaba baboso a Ramón Mendoza.

Por aquel entonces, Jesús Gil nos escribía cartas kilométricas para explicarnos su enfrentamiento con José María García o para pedirnos un esfuerzo económico que salvase la sección de balonmano. Y al final de cada carta escribía frases tan geniales como esta: “después de todo compartimos el orgullo de ser atléticos, privilegio del que no todos pueden disfrutar”. Y a mí me convencía y le defendía contra viento y marea.

No recuerdo cuando empecé a sospechar de su gestión, cuando dejaron de hacerme gracia sus bravuconadas ni cuando me di cuenta del daño que le estaba haciendo al equipo. Fue poco antes de su muerte. Desde entonces, todo ha ido a peor. El Atleti se ha sumido en una espiral de fracasos en lo deportivo y de empequeñecimiento en lo social. La desastrosa política de fichajes, el descuido de la cantera, la mala gestión de nuestros activos, la pérdida de nuestros principios, de nuestra filosofía y hasta de nuestra casa, son sólo algunos de los motivos que han propiciado la época más negra de la historia del equipo.

Y todo esto ha pasado ante nuestros ojos sin que nos hayamos dado cuenta, como el niño que ves a diario y no te das cuenta de lo que crece hasta que miras las fotografías del año anterior. Hasta que un grupo de personas empezó a denunciar lo que veía, y decidieron asociarse, dar su opinión de lo que estaba pasando, crear un foro en Internet donde contar su punto de vista sobre la verdadera situación del Atleti y lo que es más importante, señalar a los culpables.

Y aunque una no está de acuerdo con muchas de las cosas que dicen, con algunas actitudes, hoy les estoy agradecida de haberme abierto los ojos en muchas otras. Porque sus palabras al viento están sirviendo para crear una nueva corriente de opinión. Porque ya son muchos los que se giran hacia el palco y, como ellos, alzan la voz.

Este grupo de gente ha convocado esta noche una manifestación en la Plaza de la Villa madrileña, desde donde se dirigirán hasta nuestra casa, el Vicente Calderón. Y hay muchas razones para no acudir, para no acompañarles. Porque juega el Atleti, que ahora está en racha y lo mismo me pierdo el primer tiempo y algún gol de Agüero y además irán muy pocos y lo que es peor, no tendrá ninguna repercusión mediática y quizás no sirva para nada.

Pero ninguno de esos argumentos tiene peso. No estaría tranquila sabiendo que unas personas que se han hecho con nuestro Atleti mediante una apropiación indebida, hoy se sientan en el palco, “thick as thieves”, que dirían los Jam. No tengo ninguna fe en su marcha, pero sí quiero decirles a Gil y a Cerezo, que ya no les creo, que me han engañado. Que dijeron que había que elegir entre Torres y el Vicente Calderón y se han deshecho de nuestros dos mayores símbolos. Quiero decirles que no me gusta la Peineta, que han dividido a la afición, que han conseguido la mayor pérdida de identidad de la grada con sus futbolistas y que han realizado una pésima gestión económica.

Pero sobre todo es un problema de conciencia. La mía me dice que si quiero al Atleti, tal y como me enseñó a hacerlo mi padre, debo estar en la Plaza de la Villa esta tarde y que sí un día canté el “y tal, y tal, y tal” con completa libertad, hoy, con la misma, entonaré hasta quedarme afónica “mi Atleti, sin Gil”.

lunes, 24 de septiembre de 2007

Cambio cromos del Atleti

Como esos padres que les compran a sus hijos el Escalextric o el Ibertren para al final acabar jugando ellos, este verano he convencido a mis hijas de coleccionar los “cromos de la liga”… Habrá sido la nostalgia de aquellas colecciones de mi niñez, siempre inacabadas, con cromos de cartón y olor a pegamento Imedio, donde el cromo de Quini o el de Santillana siempre eran los más difíciles de conseguir.
Con el álbum te regalan 6 sobres, 36 flamantes pegatinas con las que empiezas a completar los equipos. Primero el Almería – al que el Athletic, este año, le ha cedido el honor- y tras el Zaragoza, los escudos de Segunda. Así llevamos casi dos meses y lo que nos queda, que aunque cada vez quedan menos huecos, el taco de “repes” no para de aumentar.

La plantilla del Atleti es una de las más completas (en el álbum, digo, que hoy no hablamos de la liga). Eso sí nos hemos tomado algunas licencias, porque los que planifican la distribución de los dieciseis elegidos, no asignan un sólo jugador a cada posición e incluso los cambian de sitio, aunque ahora que lo pienso nuestro entrenador hace lo mismo. Igual ha formado parte del equipo asesor de los “cromos de la liga”.

De tal forma que hay un solo hueco para Antonio López o Pernía.

- “¿no podemos poner a los dos, mami?”
- “Pues yo casi no pondría a ninguno, hija, que vaya rachita que llevan. El primero que salga”. Y pegamos a Pernía esa misma tarde.

Maniche ha tenido más suerte porque aunque su hueco lo disputaba con Jurado, al gaditano lo hemos pegado en el sitio de Petrov; que Simao, junto a Forlán, va en la parte de atrás con los “últimos fichajes”.
A Eller, que todavía no ha salido, le pegaremos encima de Costinha, que aunque ya no está en el equipo, así parece que la página está más completa. Total, está cumpliendo la misma labor que la pasada temporada: estar y no servir para nada.
No sé si será una premonición, pero Luís García es titular junto a Agüero y aunque queríamos haber pegado el cromo de Reyes, nos ha aparecido con la camiseta blanca. La pequeña, tan dispuesta, se ha ofrecido a pintarle las rayas con su rotulador rojo, pero no creo que pueda borrar todos los vestigios de madridismo. ¿o sí?.

Ayer pegamos a Aguirre, que tras la victoria contra el Racing parece que salió del sobre más sonriente. Menos mal porque yo ya temía que fuera el cromo que menos durase en su sitio y ya estaba pensando en las caras de otros ilustres entenadores que, hoy por hoy, el único sobre que tienen es el del paro. Tampoco han guardado sitio para el cromo de Riquelme, ni siquiera con el Villarreal, aunque tengo la esperanza de pegarle, allá por diciembre, aunque sea en la contraportada y recortando su foto del Marca.

Casi sin darnos cuenta, ya sólo nos quedan tres huecos: el de Leo Franco (ya sabía yo que este chico tenía pinta de difícil), el de Perea y el del bueno de Eller. ¿Y en el resto del álbum? Muchos más, que mi hija va señalando y diciendo su nombre: Baraja, “super Movi”, “el Pato”, "Cañete", “caraponi” y…

- “¿este rubio quién es, mamá?”. Y yo vacilo y me muerdo la lengua, que es muy pequeña.
- “Guti, hija, se llama Guti”.

No sé si la acabaremos o se quedará incompleta como tantas otras. Eso sí, ya hemos pegado el cromo más importante de esta colección: Es el de José Antonio Puerta, con una sonrisa y defendiendo los colores de su Sevilla . Como todos queremos recordarle.

Ya llueve menos

Los aficionados al fútbol tenemos muy poca memoria y la de los seguidores del Atlético de Madrid es similar a la de un pez. Un pez pequeño.
Tardamos en olvidar nuestras penas lo mismo que en escalar 7 puestos. Un partido. Claro que no es lo mismo estar casi en puestos de descenso en la tercera jornada de liga, que en UEFA en la cuarta.

Sextos mola mucho más y por eso pasamos de los pitos a los aplausos en décimas de segundo. De los ¡Aguirre, dimisión! A los ¡Qué bote el Calderón! En “cerocoma”. Y en el fondo, una cosa es tan absurda como la otra. Pedir el recambio para el banquillo tras una derrota y dos empates, justo al comienzo de liga, es tan irreverente como hacer la ola tras el tercer gol al Racing.
Pero así somos la parroquia rojiblanca, como un perro apaleado que despliega sus mejores fiestas ante una caricia inesperada. Y es cierto que la mejora del juego del equipo, y sobre todo de la actitud, ha sido como un bálsamo para esa grada ansiosa de buen juego.

Agüero nos hace felices. Pese a su estatura marca hasta de cabeza, asume su responsabilidad, se lleva al defensa y asiste de lujo. La defensa sigue siendo la línea con más incertidumbres, y eso que el Racing presentó pocos argumentos para ponerla a prueba. ¿Y el resto?... pues hizo un partido completo. Raúl García y Maniche estuvieron serios y ordenados en el centro del campo. Maxi, sigue sin estar en su mejor estado de forma, pero tampoco se esconde. Forlán, que ayer no hizo gran cosa, demostró una vez más su olfato goleador y Luis García aprovecha cada minuto sobre el campo para reclamar su titularidad.

Y por último, Reyes. Ayer fue titular y cumplió. En ataque y en defensa, se hizo el dueño de la banda y se marchó emocionado por la ovación del Calderón. Que tampoco es para tanto, por muy mal que Pernía saque los corners. Pero es que somos así, de poca memoria, y cambiamos los pitos por aplausos lo que tarda el utrerano en dar dos pases y hacer tres regates.

Y si la semana pasada la empezábamos crispados, hoy estamos contentos. Porque el vikingo, que seguro que veranea en Santander, está más callado en su mesa. Porque las chicas ganaron al Puebla, que es un hueso. Porque estamos a cinco puntos del líder y a tres de ganar apuestas y porque donde hay goles, hay alegría y hemos visto 8 en cuatro días.... Ya llueve menos.
Lo que no puede olvidársenos, ni contagiados por la euforia de los medios que comenzarán a vender de nuevo el “efecto Vojvodina”, es la cita que hay el miércoles 26 en la Plaza de la Villa, a partir de las 8 de la tarde. Por nuestra historia, por nuestra entidad, por nuestro orgullo. No acudir a reclamar lo que es nuestro no sería síntoma de poca memoria, si no del Alzheimer más galopante.

viernes, 21 de septiembre de 2007

Jueves noche fútbol: los turcos, el Larguero y The Adicts

“Jueves noche fútbol”, “jueves noche fútbol”... Salgo del metro de Pirámides repitiendo esa cantinela. Es cierto, jugamos con unos turcos con nombre de tienda de deportes. Y sí, juegan en segunda división. Pero el Calderón está iluminado como en las grandes noches europeas, a la Peña van llegando los amigos y, la cerveza, desde luego, sabe mucho mejor que un domingo a las 6 de la tarde, donde va a parar.

- “Hele, píllate unas pipas”, y yo me subo la capucha, me pongo las gafas de sol, miro a un lado, miro al otro y veo a unos chavales que vienen repartiendo folios.
- “Paso tío, que me dan ardor. Date prisa que quiero ver el ambiente de la grada”.

Y el ambiente es el mismo de siempre. En el fondo Sur, el frente canta, en el fondo norte la gente habla. Se recibe al equipo con unos pocos aplausos, unos pocos pitos y mucha indiferencia.

Y Jurado hace que me levante del asiento, y miro a un lado y miro al otro y musito una disculpa... pero es que el gaditano está muy bien, reparte juego y crea peligro. Y Mista lo aprovecha y Forlán tampoco falla tres minutos después. Y me reclino en el asiento porque la noche promete y aunque los turcos sean una panda, es lo mismo. Quiero que se ceben con el sparring, cantar unos cuantos goles, y que sentencien la eliminatoria, que luego te montan una encerrona, el campo es una olla a presión y acabamos sin sacarnos el euro abono que nos quiere “colar” el club.

Pero Jurado (ese que no le gusta a nadie, salvo a mí) se lesiona y el equipo se apaga y el juego se embarulla y pasan demasiados minutos y la gente se impacienta y silba. Y por una vez, Aguirre hace caso y saca al Kun. Y la cosa cambia, el argentino le da alegría al equipo, Simao se entona y Luis García moja por partida doble.

Y nos tomamos la última cerveza, junto al estadio, donde los “jueves noche fútbol”, sabe mucho mejor. Y al llegar a casa pongo la radio porque empieza el Larguero y hoy, que no ha jugado el Madrid, se entretendrán con el equipo y analizarán el juego y lo que ha fallado y dirán que los turcos eran muy malos y que el equipo durante 60 minutos no tuvo actitud. Pero la SER está en Pinto, haciendo el programa en directo y a José Ra, que tampoco le gustan las medias tintas, no quiere tonterías. Antonio Ruiz hace una mini crónica de dos minutos, cuenta una anécdota de dos turcos que han detenido por portar la bandera de una organización terrorista y cuando quiere empezar con su análisis, su jefe le para los pies.

-“Vale, Antoñito, que hemos ganado cuatro cero, no me seas aguafiestas”. Y le cuelga.

Y le cuelga no para hablar del Zaragoza que ha perdido, ni del Villarreal que ha goleado. Le hace una minientrevista al presidente del Getafe, pero no para hablar de su equipo, que también ha “eurodebutado”, si no para hablar de Shuster. Un vikingo hablando de otro vikingo...
Pero hoy la estrella invitada es Melendi, porque el Larguero está en Pinto y tendrán que montar una fiesta. Y no es lo peor, es que encima se pone a cantar, como si a alguien le importase en un “jueves noche fútbol” que él vea la champions sentadito en su sillón. Menudo “comepipas”. Apago la radio cabreada y enciendo el mp3 y los Adict cantan “Viva la Revolution”. Una revolución que ya está empezando. Porque es “jueves noche fútbol” y nadie habla del Atleti, que ha vuelto a Europa, siete años después. El día 26 todos a la Plaza de la Villa a reclamar lo que es nuestro. Y el que no quiera... que se quede en casa. Escuchando a Melendi.

martes, 18 de septiembre de 2007

En ocasiones veo Groningens

Lo malo de no reconocerte en este Atleti, de sentirte cada vez más ajena al equipo y de estar en permanente desacuerdo con los que toman las decisiones en el club es que acabas convirtiéndote en una permanente “batallitas”. De tal forma que si alguien te pregunta por la titularidad de Abiatti, acabas hablándole del I romano que llevaba Fillol en el dorsal y que parecía que se le iba a salir de la espalda. Que un compañero te pregunta quién va a tirar los penaltis, ahora que no está Torres, terminas contándole cuando Polilla Da Silva marró el decisivo en Zaragoza en la final de la copa del Rey que se llevó la Real Sociedad.

Y hoy, cuando pienso en escribir sobre el próximo partido de UEFA - ni previa, ni Intertoto – auténtica competición europea, inevitablemente dirijo la mirada atrás. Y podría acordarme del Amica Wronki, del Heart of Midlotian , del Ankaragucu o de muchos otros, de nombre tan impronunciable y mismo nivel técnico que nuestro próximo visitante: el Kayseri Erciyesspor turco.

Incluso, en un ataque de nostalgia, no estaría mal que desfilasen por mis recuerdos aquellas grandes noches europeas, aquellos partidos... como cuando Arteche marcó contra el Werder Bremen, cuando años más tarde goleamos al Paok o eliminamos a la misma Roma de di Biagio y Delvecchio.

Pero no. Me meto en la cama y veo los cuadros de la camiseta del Boavista y a Dirceu y a Ruben Cano marcando para quedar a un solo gol y caer eliminados en el 81. Veo al Groningen dejándonos en la cuneta en primera ronda y repitiendo su hazaña años después gracias al doble valor de los goles fuera de casa. Repaso el gol de mi Pedraza contra el Sion en el 84... y también el de Marina en propia puerta que nos mandó a casa otra vez a las primeras de cambio.
Porque pienso en la UEFA y recuerdo aquel miércoles de noviembre que tuvimos que ir en taxi al Calderón y que llegamos tan tarde como el gol de Polilla Da Silva que no evitó que el Vitoria de Guimaraes acabase con nuestro sueño europeo.
Y me torturo repasando, como en una película, la tanda de penaltis contra la Florentina en la que sólo Bustingorri pudo o supo marcar.
Porque sueño con un nuevo Atleti, con ir al fútbol los jueves, con volver a disfrutar... pero en ocasiones veo Timisoaras, y tengo pesadillas con el Ofi Creta.

Y quiero despertarme para seguir soñando con ese renacer rojiblanco, con un Atleti campeón, dirigido por gente solvente, con un nombre reconocido y respetado en Europa, con unos jugadores que sientan el peso de esa camiseta y estén orgullosos de vestirla, de defenderla. Y el jueves tenemos cita con la UEFA. Y sí, es el Erciyesspor turco. Y sí. Tenemos que ganar.

domingo, 16 de septiembre de 2007

El golpe de realidad

El año del doblete el Atleti llevaba nueve puntos en las tres primeras jornadas. Se habían marcado 10 goles, la mitad de ellos de Penev, y los Kiko, Caminero, Simeone y Pantic comenzaban a deslumbrar a todo el país. Que distinto inicio de liga para los que este año pensábamos que teníamos plantilla para emular a los chicos de Antic.
Pero el golpe de realidad ha llegado demasiado pronto, demasiado cruel, con las ilusiones depositadas, una temporada más, en este equipo.

Porque aunque en el Bernabeu no se jugó como en la pretemporada y contra el Mallorca comenzaron a encenderse las alarmas, ha sido frente al Murcia cuando la triste realidad de nuestro Atleti ha dinamitado cualquier esperanza de que el año fuera diferente, de que los nuevos actores de esta tragicomedia pudieran interpretar un guión distinto al que estamos cansados de ver desde hace tantas temporadas.

Un Atleti triste, sin aspiraciones, sin mordiente, sin bandas, inseguro en defensa, sin alternativas, sin orgullo. Un Atleti que no ha ido a por el partido hasta que le han empatado, con un juego ramplón, sin ningún tipo de brillantez, sin detalles, casi sin individualidades, sin sistema.
A Aguirre le espera una difícil semana. Y no me da ninguna pena. Su cobardía, su racanería, su permisividad con un equipo que se echa atrás, su empecinamiento con Maxi pese a su bajo estado de forma, su confianza en que Maniche haga de cerebro, que quita al único jugador con posibilidades de gol y que al final del partido saca a un Mista completamente desmotivado. Con el mismo planteamiento, el mismo once inicial por tercera semana consecutiva pese a los malos resultados en las dos jornadas anteriores. Un entrenador que va haciendo grandes a los que se cruzan en nuestro camino, porque domingo a domingo le sacan los colores con la única máxima de no arrugarse, de ir a por el partido.

Y todavía hay que mirar más arriba del banquillo. Al que decide que Riquelme no tiene sitio en este equipo, en este sistema de juego. Al que hace una inversión millonaria para jugar la misma partida de ajedrez con distintas piezas. Al que vende a Torres para traer otros delanteros que siguen sin recibir balones. Al que deja al equipo sin identidad, sin casa, sin cantera. Los que están en el palco son culpables de acabar con nuestra ilusión y nuestro orgullo. Culpables de que el golpe de realidad llegue antes que nunca. En la tercera jornada de Liga.

jueves, 13 de septiembre de 2007

A vueltas con el reloj de D. Ramón



Y sigo con el mismo tema. Porque me he enterado que Reyes y Jurado ya tienen el reloj del Atleti, como Leo Franco y el Kun Agüero y así lo dice cada día la contraportada del Mundo Deportivo. Pero es otro jugador de pasado blanco el que motiva esta rectificación. El Racer que regaló Gil a sus socios no fué por el fichaje fallido de Fernando Hierro que, todo sea dicho de paso, llegó a posar con la rojiblanca en el Vicente Calderón. El que no llegó a recalar en la orilla del Manzanares pese a haber firmado un pre contrato fue Luis Milla, consiguiendo los odios en una misma sentada de los atléticos y los culés, cuando dirigió su "puente aéreo" a la calle Concha Espina.

Gracias a Ramón, del foro de SdH, por la corrección. Como él dice: "¿Crees que si no fuera como digo, me acordaría yo de una anécdota referida a un jugador del Trampas ?". Una vez más el apunte y la rectificación, como la historia que motivó el artículo, es Regalo de D. Ramón.

martes, 11 de septiembre de 2007

Los lunes y el reloj del Atleti


Es lunes y entro en la oficina pensando que cómo no ha habido liga esta jornada estaré tranquila durante toda la semana, por lo menos hasta el miércoles que se olvida el último partido y empieza a calentarse la previa del próximo domingo. Pero no. Abro el correo electrónico y llega el primer mensaje: “Buenos días. Este es un finde bueno, no? No ha perdido el atleti y eso ya es noticia…” y así uno tras otro, como cualquier otro inicio de semana.
Ser del Atleti los lunes no es fácil. Casi siempre comienzas la semana cabreada o decepcionada o simplemente aburrida. El vikingo de la mesa de al lado te mira al llegar y sonríe. No dice nada, hasta la hora del café, que ya se va animando:

- ¿Qué? ¿qué tal ayer el Atleti?. ¿Partidazo de Maniche, no? Si es que te lo tengo dicho. Hazte de una vez del “Madriz” y deja ya de sufrir.

Y tú, miras al techo y le echas más azúcar al café a ver si te endulzas un poco la mañana. Porque entre el vikingo, los correítos, los sms y la prensa madridista te están dando la jornada. Y encima es lunes y faltan cinco días para el viernes.
Pero hoy llego pensando en una nueva promoción anunciada ayer a bombo y platillo por el Mundo Atlético (y que tengan que venir de Barcelona para hablarnos de nuestro equipo…). Se trata de un reloj de diseño moderno y funcional con el escudo dibujado en la esfera, para llevarlo en la muñeca además de grabado en el corazón.
No es el primer reloj que hemos llevado los atléticos. El primero nos lo regaló Jesús Gil en 1989 empleando el dinero del precontrato firmado con Fernando Hierro y que éste rompió por 30 millones de las antiguas pesetas para vestir la camiseta blanca. Era sencillo. Con una correa negra de cuero y la inscripción “Regalo de Don Ramón” grabada en la caja. Lo llevé durante años a clase y hasta Michel se negó a darle un autógrafo a una amiga mía en el Corte Inglés porque Gordillo le advirtió del reloj que yo llevaba en la muñeca. Siempre con tanta clase.
El año pasado yo me frotaba las manos pensando en el Cartier que nos mandarían Cerezo y el hijísimo con el dinero del preacuerdo de Reyes. Pero Miguel Ángel ha salido mucho menos rumboso que el padre. Así nos va.
Y Después vino el reloj del centenario. Ya más moderno y deportivo y que encima anunciaba el niño Torres. Se vendieron a puñados y no había novia que quisiese a su chico que no se lo regalase esas navidades.
Ahora, dice la publicidad del periódico catalán que un atlético lo es las 24 horas del día, los 7 días de la semana (incluso los lunes). Así que a partir del próximo domingo tendremos que recortar cupones para conseguir el nuevo reloj del Atleti, que al final te sale casi más caro que un Rolex Daytona. Pero todo sea por vacilarle al vikingo la próxima vez que te pregunte la hora y desenfundes tu nuevo reloj rojiblanco:

- ¿Cuánto falta para salir de la oficina?
- Lo mismo que para que Kaká fiche por el Madrid. Una eternidad.

miércoles, 5 de septiembre de 2007

Comepipas y resentidos.

Antes sólo había un tipo de aficionado del Atleti, una sóla afición, que todos coincidíamos con orgullo en que era la mejor del mundo. No había duda. Ahora ya no hay un prototipo de aficionado atlético. Hay dos: los resentidos y los comepipas.
Los comepipas tragan con todo, se resignan ante la nefasta política de fichajes del club de los últimos años y cada año, cuando ganamos el Ciudad de Vigo o el Triangular de Los Ángeles de San Rafael, renuevan su abono con ilusión tras leer en la prensa las postreras incorporaciones al equipo y ver en el telediario el último anuncio de la Sra. Rushmore.
Los comepipas se han acostumbrado a que seamos el pupas... no porque perdamos un título europeo en el último suspiro, sino porque el Mallorca nos empata en el Calderón. Ven con buenos ojos que Jurado vista la rojiblanca o que un jugador que pagó por no vestirla se la enfunde sólo unos meses después. Eso sí, cada año la cogen con un jugador ya sea Landáburu, Bejbl o Galleti y le echan las culpas de que el equipo no funcione, levantando los brazos cuando falla una ocasión y refunfuñando cada vez que pierde un balón: “Julio Prieto, qué malo eres...”
Los comepipas se lo pasan bien en el fútbol, si ganamos hacen la ola, si perdemos, se ríen y también, insultan a los árbitros y silban los goles del Madrid en el vídeo marcador. Acuden a las convocatorias del Club, participan en el día de las peñas y si hay que bailar un chotis con la vicepresidenta de su peña, se lo marcan. Tan contentos.
Los comepipas salen del campo en el minuto 35 (antes era en el 40, pero la M30, pese a las obras, o quizás por las obras, sigue siendo un embudo) por el tema de los atascos y caminan hacia sus coches o autocares pensando que ha habido mala suerte, se ha luchado y que otra vez será.
Los resentidos, por su parte, son cada vez más numerosos. Antes poblaban las gradas de nuestro vecino, cuyo perfil de aficionado, silbón y protestón, tanto hemos criticado.
Para los resentidos sólo hay un culpable, bueno dos, de los males del Atleti. Gil y Cerezo, Cerezo o Gil, Caratorcida o Peloplástico, el feo y el malo. De tal forma, que si el presidente no acude al palco, es que no está por el equipo, pero si bota de alegría con un gol ante el máximo rival y se cabrea ostensiblemente con su anulación, está haciendo el ridículo.
Los resentidos son más atléticos que nadie, aunque silban a jugadores con la rojiblanca y se alegran de que el Barsa nos meta 6 o quieren que el Atleti pierda ante el Mallorca, porque eso demuestra lo mala que es la Junta Directiva.
Los resentidos, que el año pasado pedían a Simao, ahora se lamentan de que no se haya fichado a Riquelme y aunque han criticado a Luccin hasta la saciedad, ahora es mucho mejor que Motta. Ningún fichaje vale porque todos se han hecho por ganarse la comisión y siempre hay “flecos” que no se han recortado.
Los resentidos no se permiten disfrutar con el juego del equipo ante la Vojvodina, porque la UEFA es una “mierda” de competición y como sólo llevamos un punto en nuestro casillero, después de dos encuentros ya piden airadamente la dimisión del Aguirre, ese cabeza de turco, digo de azteca.
Los resentidos la tienen tomada con la Agrupación de Peñas, los comecallos, los llaman... De nada sirve que trabajen a diario por el club, que busquen viajes baratos, que coloquen a los autobuses bajo la lluvia, que busquen camisetas firmadas para un niño enfermo o que se traguen el aniversario de la Peña Atlética El Boalo como si fuera el mejor plan posible para un viernes. Son cómplices de la directiva y por tanto, merecen su desprecio: “Comecallos, que son unos comecallos”.
Los resentidos creen que este Atleti no es el Atleti. El de siempre, el que por historia y tradición siempre ha sido grande. Y sufren por ello. Creen que Jesús Gil robó algo más que el club y que, aunque la sentencia no lo recoge, nos ha quitado nuestro valor, nuestro orgullo y nuestra esencia.
Y yo, que como los comepipas y los resentidos, soy atlética hasta la médula, me pregunto qué tipo de aficionada soy: Nunca he silbado a Pablo, ni a Jurado, ni a Reyes. Para ellos han ido mis aplausos y mis gritos de ánimo, como para el resto. Tras ganar una Copa del Rey o recién descendidos. Cuento los días para que Gil y Cerezo se vayan y estuve el 26 de junio en Neptuno para pedir su dimisión. Lloro por la venta del Calderón, pero creo que el traspaso de Torres ha sido una buena operación. Yo, que no sé qué clase de seguidora soy, no entiendo que se pida a Pernía que se marche (qué ilusa yo estaba tan contenta porque entendía: “Pelucas vete ya”) y llevo apostados unas cuantas botellas a que quedamos entre los tres primeros. Porque yo que, como todos, me creo más india que nadie, estoy ilusionada como una niña con mi equipo y contemplo con mucha preocupación la desunión de la grada. Porque yo soy una comepipas resentida, una atlética más.